ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

La VIII Serie Nacional de Boxeo por Equipos, celebrada en Camagüey, deja notas que los directivos de este deporte deben tomar en consideración, para que los puños de Cuba recobren su clase mundial.

Retomar este evento, unos años después de su última versión, más allá de algunas imprecisiones organizativas, fue una excelente oportunidad para ver a los mejores púgiles que no están en la selección nacional, quienes buscan abrirse camino hacia los primeros planos.

El hecho de poder pelear hasta cuatro veces facilita que los entrenadores de los Domadores de Cuba tengan una percepción más completa del talento que tienen ante sus ojos. Si bien se trata de un evento colectivo, su carácter selectivo permite que nuestras principales figuras se enfrenten en sus respectivas divisiones.

La mayor preocupación para los aficionados está en los relevos de los legendarios Lázaro Álvarez (60 kilogramos), Roniel Iglesias (69), Arlen López (80) y Julio César La Cruz (92). Por fortuna, ese dicho que sostiene que, «Cuba es un país de boxeadores» sigue vigente.

Además de Erislandy Álvarez (63.5), Saidel Horta (57) y Alejandro Claro (51), hay una camada muy interesante que puede brillar en este ciclo olímpico. Nombres como Jesús Álvarez (48), Ehibrajan Perera (51), Luis Vinent (60), Yunier Watson (63.5), Adrián Licea (67), Yusnier Sorzano (71), Dayron Girado (71), Maruan Roque (75), Raikol Leonard (75), Keylor García (80) y Karel Simón (80) dan pasos de avance.

Disponer de esos talentos en diferentes escenarios internacionales será una estrategia acertada para medir sus potencialidades. Pero sigue inquietando la carencia de talento en 92 y +92 kilogramos. Hay jóvenes con buen biotipo. Sin embargo, a la mayoría le falta valores técnicos y pegada.

En el aspecto competitivo, lo negativo del evento fue que no se realizaron 36 combates de un total de 210 programados, una cifra elevada que necesita corregirse de cara a la próxima edición.

Para alcanzar una mayor motivación de los púgiles, y que la rivalidad crezca, sería oportuno que el equipo campeón, junto a su cuerpo de entrenadores, pueda representar al país en un evento internacional. Eso haría de los torneos zonales un espacio de mayor competitividad, en pos de acceder a esta etapa final.

Tampoco sería descabellado reducir las divisiones a siete, como en los Juegos Olímpicos, a fin de concentrar la calidad y exigirle un mayor rendimiento al boxeador.

El año 2025 es de Campeonato Mundial, además de otras lides. Queda trabajo por hacer en los meses siguientes para armar un equipo que sea lo más sólido posible, pero el talento está listo para dar el salto de calidad.

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Luis Augusto Símon dijo:

1

30 de diciembre de 2024

11:03:57


Fernando Arzola no peleó?