ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

Cuando la delegación cubana compita en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles-2028, vendrá a la mente un acontecimiento histórico que honró al deporte de nuestro país. En 1975, alentados de cerca por una afición espontánea y respetuosa de cubanos residentes en esa ciudad, los equipos femenino y masculino de voleibol ganaron las medallas de oro en el Campeonato de la Confederación Norceca.

Aunque en 1959, una delegación de la Mayor de las Antillas participó en los III Juegos Panamericanos, competir 16 años después allí, cuando crecía el odio hacia una nación que ya había consolidado su Revolución socialista, era un reto mayor.

Antes de partir hacia la sede de los certámenes de la malla alta, Fidel se reunió con ambos equipos y escuchó las opiniones de jugadoras y jugadores sobre la batalla que enfrentarían. Les hizo hincapié en algo más importante que la misma victoria: «¡Compitan con honor!».

Cuál no sería la sorpresa al ver que los paisanos, sentados a unos metros del tabloncillo, se acercaban emocionados a los deportistas tras cada éxito. Conscientes de las penurias que causaba el bloqueo y otras atrocidades contra Cuba, por parte de Estados Unidos, apoyaron durante toda la lid a esos muchachos.

La Universidad Estatal de California fue testigo de los gastos extras en que debió incurrir la delegación para reforzar la alimentación de los jugadores, frente a un servicio deficiente, violatorio de los requerimientos de un evento oficial, que debió ser supervisado por los organizadores.

Hoy, la historia de la hostilidad contra Cuba se ha multiplicado, con el mismo bloqueo recrudecido, más de 240 medidas coercitivas para ahogar a la economía nacional y, como si fuera poco, la injusta inclusión en la lista de países patrocinadores del terrorismo.

Entre los propósitos que Los Ángeles 2028 se está planteando, le queda uno de los principales problemas por resolver, y, sin embargo, no aparece mencionado: lograr la igualdad, eliminando el racismo y la brutalidad policial vigente desde hace muchos años.

Ofrecer la máxima experiencia personalizada a los atletas; aprovechar al máximo la infraestructura deportiva existente para garantizar el legado sostenible a largo plazo; producir una nueva mezcla de deporte y entretenimiento para ayudar a refrescar la marca olímpica en todo el mundo, y capturar la imaginación de los jóvenes; reavivar la pasión en Estados Unidos por el Movimiento Olímpico en próximas generaciones; adoptar los principios de la Agenda 2030 mediante unos Juegos prudentes en el apartado económico, y que ofrezcan beneficios duraderos a la ciudad anfitriona y al Movimiento Olímpico, es el legado que pretende la28.

Esa es la visión del clásico; pero para verla completa ha de participar ese amplio sector segregado y abusado de Estados Unidos. Preguntémosles a ellos si el legado que piensan dejarles con los Juegos Olímpicos de 2028 los complace.

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