La voz se corrió rápidamente. «Hay evento este fin de semana». Y sí, lo hubo, y aunque las competencias tuvieron lugar entre domingo y lunes, hasta el sábado, en los entrenamientos, se vio público.
El retorno de la Copa 28 de Septiembre a la pista de Motocross de Las Tunas fue una noticia muy bien recibida, por una razón esencial: en este territorio, estos eventos son una fiesta de gran aceptación popular.
Hay en esta Isla una amplia tradición en la práctica de este deporte. No pocos padres han transmitido la pasión a sus hijos, y a quienes no les ha llegado por esa línea, se han acercado por interés y deseos de crecer.
Así lo considera Juan Carlos Moreno Caballero, hoy árbitro internacional, pero que fue una de las principales figuras del Motocross en nuestro país.
«Los niños, y hasta los padres, aunque siempre traten de proteger a su retoño, se interesan mucho en que ellos incursionen, a pesar de que no contamos con todos los medios».
El joven Rubén Rodríguez Aguilera es uno de esos muchachos con talento demostrado. A él le viene de casta, pues su padre también es un piloto reconocido dentro y fuera de su natal Holguín. El jovencito, quien terminó primero en su categoría (16-20), nos dijo que practica desde los ocho años. «Mi ejemplo es mi papá; él se sintió muy feliz cuando llegué primero. Me gustaría que pudiéramos tener más competencias».
LA REALIDAD ES DURA, PERO EL DEPORTE NO MUERE
Cualquiera que siga esta práctica sabe lo riesgosa que puede llegar a ser. Sin embargo, es admirable la manera en que después de un resbalón, o de una fuerte caída, el piloto se levanta y, si la moto responde, continúa. A lo mejor, al final, termina con una fractura, pero la pasión no le permite parar. Desde el más joven de los niños presentes hasta el piloto más experimentado se entregan a tope, y es eso lo que más agradecen los espectadores.
El mayabequense Andy Maykel Sigler Alfonso, quien a sus 40 años aún lidera su categoría (+ de 20 años, moto cz-250), y no piensa desprenderse de la moto, comenta que «poniéndole pistones inventados, con la ayuda de amistades, buscando piezas, innovando, así se mantiene la moto. Pero competimos, no nos cansamos. El país está dando algunas posibilidades y están viniendo motos, lo cual nos va a levantar un poco. Hemos visto hoy una competencia muy fuerte, muchachos jóvenes con mucho talento. El espíritu del Motocross sigue vivo».
En esta justa, Holguín mostró muy buenos resultados, por eso conversamos con su comisionado provincial, Máximo Velázquez Martínez.
«Es un deporte muy costoso, prácticamente el país no tiene cómo sostenerlo. Es con el apoyo de los amigos, de los padres, de la familia que lo hacemos. Pero el éxito en el trabajo está en la unidad que tenemos entre trabajadores, alumnos, padres, es una familia echando para adelante».
Agregó que «lo que sí es una realidad es que esto es una fiesta, para los niños, para la familia, un espectáculo para el pueblo.
También a este particular se refirió Moreno Caballero. «Gracias a esos esfuerzos, incluyendo los del Inder, hemos mantenido un grupo de motocicletas para estos espectáculos. En algunas provincias se ha perdido la tradición, porque son muchos años sin realizar eventos, pero cuando se hace uno, enseguida la gente prende la chispa. Deberíamos pensar en alguna estrategia para que estos deportes se mantengan».
TRES DÉCADAS Y SIGUE AHÍ
Uno de los aspectos recurrentes en las opiniones fue el elogio a la pista tunera. Calificada como una de las mejores del país, y, aunque no son muchos los recursos que se le pueden destinar, a 30 años de su fundación, mantiene las condiciones necesarias.
En diálogo con Ricardo Emilio Pérez Lozano, comisionado en Las Tunas, conocimos del enorme esfuerzo para organizar un evento como este, con la participación de siete provincias. «Hemos trabajado muchísimo. Recibimos apoyo del Gobierno, del Inder, de los mecánicos, de los pilotos y de los aficionados. La de Las Tunas es una pista que siempre ha sido de las mejores, incluso iniciadores del Motocross cuentan que llegó a ser de las más sobresalientes de Latinoamérica. Estuvo en muy malas condiciones, pero pudimos recuperarla».
Lo cierto es que, de no haber alguna estrategia, al menos a mediano plazo, tradiciones como esta pudieran perderse, y sería una verdadera lástima. Nadie está ajeno a la compleja situación del país ni a los efectos del bloqueo. No lo están los entrevistados, pero muchas veces no solo de recursos materiales depende todo.
Se necesita de voluntad y de pensar maneras efectivas para mantener esta práctica, mediante la cual uno puede ver el rostro de los pilotos, la emoción de los entrenadores, el júbilo del público, para saber que el Motocross cubano necesita otra mirada, una que compense el corazón que cada día le ponen los que lo han hecho una familia y hasta una filosofía de vida.
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