María Eduarda y Erika Lis son artemiseñas, como Idalys Ortiz. Ellas ya se ganaron titulares en la prensa, con sus victorias en la pasada edición de los Juegos Escolares, en la cual se proclamaron campeonas en el judo, igual que Idalys, quien después alcanzó cuatro podios olímpicos.
Ellas comenzaron a practicar este bello deporte a los siete años; también la que tiene cuatro preseas bajo los cinco aros, y nueve en campeonatos mundiales, se inició sobre el tatami cuando era una niñita. María Eduarda y Erika son las futuras Idalys.
Hablamos de judo, justamente tras la primera vez, desde 1976, que el tatami no aporta un podio olímpico a la delegación. Este es un deporte que ocupa el cuarto puesto en el medallero cubano de esas citas, solo antecedido por el boxeo, la lucha y el atletismo. Su botín alcanza seis coronas, 15 premios de plata y 16 de bronce; es decir, 37 ceremonias de los anillos multicolores han visto a un cubano recibir un lauro. Ese global significa que es la tercera disciplina en Cuba con más podios.
En un rico espacio de opinión y de aprendizaje, el propio Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez introdujo la interrogante de cómo hacer para que el judo vuelva a ese lugar tan respetable.
Idalys habló tan alto y claro como sus ipones, en el onceno episodio del podcast Desde la Presidencia, el pasado día 16. Ella cree que es en la preparación, y en la capacitación y actualización de nuestros entrenadores, en lo que hemos cedido sobre el tatami. La suya es una opinión no solo autorizada, sino, más que todo, respetada.
Es cierto que llegamos a tener preparadores de un altísimo nivel, tanto, que fueron reconocidos por la Federación Internacional (FIJ) con premios por su obra, pero también con responsabilidades en el aspecto formativo de un judoca. Ahí están los ejemplos del inolvidable Ronaldo Veitía, hacedor de la escuela cubana, y de Justo Noda, actualmente uno de los técnicos de más nivel de esa organización mundial.
Pero hoy también los tenemos en el país con mucha calidad y, sobre todo, con una altísima laboriosidad, en la base, en la que muchas veces faltan algunos medios esenciales, incluidos los de la capacitación. De tal manera, solo debemos escuchar a la multimedallista olímpica y mundial, cuando recomienda su actualización.
Cuba tiene un gran prestigio en la FIJ, sus máximos directivos han visto en la Mayor de las Antillas un ejemplo en la práctica de esta disciplina. Entonces, ¿por qué no generar acciones, con esos técnicos, como la que sugiere la muchacha del barrio Godínez, en Candelaria? Podrían realizarse clínicas u otra forma de superación en los espacios en los que entrenan nuestros jóvenes; incluso, los profesores que impartan los contenidos, estarían orgullosos de que figuras como la propia Idalys transmitan, junto a ellos, los saberes.
Contamos también con doctores en Ciencias en este deporte, con un aval probado en sus investigaciones y resultados, a quienes de seguro les gustaría ser convocados, a fin de devolver al judo a lo más alto del podio. También creo que no pocos entrenadores que hoy laboran fuera del país, si son convocados, vendrían a aportar, incluyendo los que están en la FIJ.
Tampoco debería descartarse, desde la propia estructura piramidal del sistema deportivo, la propuesta de competencias en edades tempranas, aun cuando sea a nivel regional, para optimizar recursos. Dejárselo solo a los Juegos Escolares, una vez al año, es insuficiente. El judo es un deporte de combate y necesita de este, para materializar lo aprendido en el entrenamiento.
Hay provincias que, históricamente, han tenido resultados muy importantes, a partir de su trabajo en los cimientos; recuperar esa tradición puede y debe ser un resorte motivacional. Por ejemplo, Holguín, con sus mujeres judocas, ha alcanzado dos títulos áureos, uno de plata y dos de bronce, en Juegos Olímpicos; en campeonatos mundiales dos de oro, tres de plata y cinco de bronce en Juegos Panamericanos su caudal es de siete doradas y dos de tercer lugar. Si ese oriental territorio lo logró, ¿qué no podría hacer ahora para honrar esa rica historia?
Soy de los que cree que tenemos el recurso humano para que el judo nos regrese a lo más alto del podio. Creo en Idalys, quien mañana cumplirá sus 35 años, otro motivo para lanzarnos con ella, y con María Eduarda y Erika Lis, tras ese ippon ganador, que convirtió a Cuba en una potencia en este arte marcial japonés.

















COMENTAR
amaury dijo:
1
26 de septiembre de 2024
04:43:47
amaury dijo:
2
26 de septiembre de 2024
04:46:04
Responder comentario