ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Alcides Sagarra, Héroe del Trabajo de la República de Cuba, Doctor Honoris Causa de la Universidad de las Ciencias de la Cultura Física y el Deporte, es autor de una de las más grandes obras del deporte cubano. Foto: Ricardo López Hevia

Dicen que no hay sábado sin sol ni domingo sin resplandor. Ayer fue uno de esos días en que Cuba se iluminó por el brillo de uno de sus refulgentes hijos. A él se le extraña, sobre todo en un verano como este, que nos trajo los Juegos Olímpicos de París, porque para él la victoria era un fin, no una posibilidad.

Cuando le encargaron la dirección de la escuadra nacional, en 1964, hacía solo unos días que, a los 28 años, había recibido su certificado de sexto grado. Ese, que fue su primer título, estaba pendiente desde la niñez de un muchacho pobre y negro, en una Cuba que, entonces, le tenía reservada una esquina con las manos llenas de cucuruchos de maní, o el cajón de limpiabotas, para llevar un bocado a la casa.

No fueron ni la suerte ni las coyunturas favorables las que lo hicieron imbatible. Solo habría que decir que, en la misma cantidad de años con las que llegó a su cargo, pasó por los estudios secundarios, preuniversitarios, de nivel superior y se convirtió en doctor en Ciencias Pedagógicas.

Por eso no ha nacido aún, cuando ayer cumplió sus 88, el rival que pueda vencer al padre fundador de la Escuela Cubana de Boxeo. Alcides Sagarra Carón es invencible, e hizo del mismo talante a sus boxeadores, porque transformó en ciencia todo lo que ocurre en un cuadrilátero.

Soy un suertudo, porque la vida me ha puesto muchas veces delante de él. En esos momentos no se habla, se escucha. En un día como hoy, también apagando velitas, dijo: «la Escuela Cubana de Boxeo es un centro de campeones, allí no solo se tiran golpes, allí se pasa por un proceso integral del conocimiento, que involucra al profesor y al atleta como una unidad.

«El boxeador nuestro conoce a sus rivales mediante un estudio multidisciplinario, y se conoce él, en el orden biológico, técnico, táctico, físico, pero también sicológico. Luego el preparador conduce todo ese bagaje para convertirlo en medalla, porque si bien hay un patrón a seguir, cada deportista posee sus individualidades desde el punto de vista social, en su carácter, incluso, en sus respuestas anímicas. Los éxitos del boxeo cubano no son casuales, son el resultado de la interacción del entrenamiento y de las ciencias aplicadas: pedagógicas, sicológicas, biológicas, médicas y sociales».

Por sus humildes manos de obrero pasaron, cual bella obra de orfebrería, 27 medallas de oro olímpicas y 63 en campeonatos mundiales, de ellas, 48 doradas. Pero sé que estaba inconforme, no por vanidoso, es que nunca tuvo un pronóstico ni siquiera de medalla de plata.

No era un fanático empecinado, mucho menos un altanero, pero «ante adversarios de más clase, si no te propones vencerlos, entonces jamás se crecerá el pugilista. Ya subiría con un asalto perdido», me respondió, cuando le pregunté, en el verano de 2000, si no era exagerado esos pronósticos de ganarlas todas.

Para quien fue un niño de la calle, por demás enfermo de asma; boxeador, con 87 victorias en 97 pleitos; mecánico en los talleres del Ministerio de Salud Pública; estudiante obsesivo, en busca siempre del camino hacia el objetivo que se proponía, no había imposibles.

Uno de esos vaticinios fue el de conquistar las 12 de oro en los Panamericanos de 1991. Logró la docena, aunque una fue de bronce, y de cara a la final, con 11 candidatos, sobrevino la anécdota que hemos contado otras veces.

En el cartel final de los Panamericanos de 1991 se decidía, con los puños, el primer lugar del medallero entre Cuba y Estados Unidos. Fidel, como de costumbre, quiso ver a los boxeadores, pero Sagarra se negó. «El Comandante me mandó a buscar y me preguntó por qué. No quiero que se emocionen, le dije. Me dio un abrazo, respondió que estaba de acuerdo, y que ganaría muchas medallas».

Esa noche el boxeo cubano ganó los 11 pergaminos dorados, y la Mayor de las Antillas lideró, por primera vez, a América en los Juegos continentales. Ese día, como ayer, fue un domingo de resplandor, porque Alcides cumplía sus 55 años.

Con 88 sigue invicto, porque no halla la conformidad. No me lo imaginaría en un certamen como el que acabamos de vivir en los Juegos Olímpicos de París, es sencillamente imposible, porque estaba hecho para ganar. Por eso Erislandy Álvarez, sin cálculos áureos, nos lo recordó tanto. «No tengo nada en mente que no sea ganar la presea de oro aquí en París», aseguró el Vikingo cienfueguero cuando ganó su primer combate.

Regresar a ese modelo científico, ajustarlo a las demandas de la actualidad, nos devolvería la invencibilidad del boxeo, que pasa por la organización y por el orden. Esas cualidades solo pueden habitar en un ambiente de ciencia; sin ella, no se puede conducir ningún proceso. Con ella, continuaremos escuchando: ¡El vencedor, en la esquina roja, de Cuba: el boxeo!

COMENTAR
  • Mostrar respeto a los criterios en sus comentarios.

  • No ofender, ni usar frases vulgares y/o palabras obscenas.

  • Nos reservaremos el derecho de moderar aquellos comentarios que no cumplan con las reglas de uso.

Jesús dijo:

1

19 de agosto de 2024

05:14:00


Comentario muy'bueno y justo. Me suena a preludio de cambios necesarios en la dirección de ka escuadra cubana. Boxear es dar y que no te den No es bailar en el cuadrilatero.

Manuel dijo:

2

19 de agosto de 2024

05:36:05


Muy bonito el artículo en relación a lo que se refiere a la personalidad del profesor y entrenador Alcides Sagarra, pero no se dice nada de los pobres resultados de la escuadra de boxeo que fué a París, pienso que el análisis profundo que se debe realizar no debe estar dirigido hacia los boxeadores, sino hacia su cuerpo de dirección donde considero estuvieron centradas las deficiencias, no es hora de lamentaciones, sino de cambiar todo lo que debe ser cambiado como señaló Fidel.

Rufino Andre Alcolete Sandramo dijo:

3

19 de agosto de 2024

13:18:34


Saludos al Gran Pueblo de CUBA, desde aqui en Mozambique. Tengo a decirle que tuve la suerte de vivir en Cuba durante mas de 12 anos. Curse mis estudios secundarios en La Isla De La Juventud,en la ESBEC# 7 " 28 De Enero" Para mi y para todos extranjeros que estudiamos en La querida CUBA, jamas olvidaremos a los grandes exitos deportivos que CUBA siempre produjo en todas las competencias; ya sean mundiales, panamericanos, continentales u Olimpicas. Cualquier adversario que se enfrentava a un atleta cubano, solo, antes de que se empience la pelea o el juego, temblava hasta los... A Sagarra, le deceamos muchos anos de vida y queremos que se transmitan sus ideales deportivos y tacticas junto a las estrategias en el deporte a esta nueva generacion. Si posible, que se les muestre los videos de las sesiones de entrenamiento del Gran Sagarra y los demas de su generacion; me refiero a: Eugenio ( voleivol feminino), Orlando Samuel ( voleibol masc.), Jorge Fuentes, a los de Ana Fidelia Quirot, Pablo Lara, Sotomayor y otros. Son tantos entrenadores cubanos de la llamada " epoca de Oro". Por eso, hay razones de sobra para felicitar a ese Gran padre del Deporte cubano y del mundo. Alcides Sagarra sabe muy bien que Otras tierras del mundo, reclaman el concurso de sus modestos esfuerzos. Bien dijo el Guerrillero Heroico, Comandante Ernesto Che Guevara. Para que tantas palabras si, los hechos hablan por si solo. Reeterados saludos deportivos desde aqui en Tete, Mozambique. Hasta La victoria siempre, Alcides Sagarra!

elCerro dijo:

4

19 de agosto de 2024

18:15:41


El profesor, ha sido un ejemplo de educador en toda su extensión. En Paris, lo extrañamos en la esquina, su consejos su sabiduría, sobre todo en trasmitirle al atleta que ir al combate es a eso a combatir, no a correr, ni a evadir el enfrentamiento. Su fe en la victoria como única aspiración siempre nos llevó al éxito, por eso forjo tantos campeones de excelencia. Ojala y esa sabiduría y ese magisterio exquisito se recupere y rencarne en muchos entrenadores para que el buque del profesor siga trayéndonos éxitos. Felicidades maestro.