
La alegría que percibo en el rostro de Blanca Barreiro Díaz, y de Fabián Alejandro Rodríguez Pérez no es casual. Aún está latente para ellos la emoción de los días vividos durante la edición 60 de los Juegos Escolares Nacionales, de los que la EIDE Carlos Leyva, de Las Tunas, fue también una digna sede.
Sin embargo, no es solo el orgullo de esa oportunidad lo que les ilumina el rostro. Estos jóvenes karatecas lograron notables resultados, tanto en la modalidad individual como en la colectiva.
Ambos llegaron al deporte de manera similar. Les llamaban la atención los entrenamientos de kárate en el Dojo de Calle 7 (arteria muy conocida por ese nombre en la ciudad cabecera), y pidieron a sus padres que los llevaran hasta allí, para comenzar a entrenar.
«Yo era todavía muy niña, estaba en tercer grado cuando comencé a entrenar. Para la EIDE me captaron a través de unas competencias. Mi entrenador me dijo, desde el primer momento, que requería mucho sacrificio, mucha disciplina y que tenía que estar enfocada en mis objetivos para lograr resultados, y tal como él lo dijo ha sido».
Así comenta Blanca, para quien estos Juegos son los segundos en su tránsito por el deporte, pero le han dejado muchas alegrías.
«No llegué nerviosa, me sentía preparada y segura de mí misma. Logré medalla de bronce en la modalidad individual, y por equipos fuimos subcampeonas. Somos como una familia».
A Fabián lo captaron los profesores de la EIDE en el propio Dojo, cuando vieron sus condiciones y habilidades. «Esta escuela y el deporte son mi vida. Esto es lo que hago cada día, me gusta mucho el kárate», comenta, con visible orgullo.
La de estos Juegos fue, para él, la primera experiencia, pero se propuso metas y, en gran medida, las cumplió.
«Sentí una gran responsabilidad. Después de un año entrenando, teníamos que tener resultados, no podía ser en vano. La entrenadora nos dio mucha confianza». El resultado: bronce individual y por equipos.
Indudablemente, el camino del deporte les ha dado no solo las destrezas que exige el kárate, sino también la madurez, la disciplina y, sobre todo, la seguridad de que solo trabajando duro se pueden alcanzar los sueños.
Por eso, Fabián quiso enviar un mensaje a los pequeños que, como él, se inclinan por este deporte. «Yo les diría que trabajen mucho, que no se rindan y que luchen por sus sueños».
Blanca evocó al deportista mayor, a Fidel. «El Comandante decía que los verdaderos campeones no saben de sacrificios, sino de victorias. En eso pienso todos los días».
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