La historia de los miles de cubanos apellidados Manso de Contreras, quienes, supuestamente, recibirían una herencia millonaria de procedencia angloespañola, que databa de centurias atrás, la escuchamos hasta el cansancio en barberías, guaguas, registros civiles, estadios, funerarias…, a finales de los años 90 del pasado siglo.
Juan Carlos Tabío, cineasta con olfato de guepardo para el costumbrismo, la calle, las debilidades, las miserias y los sueños humanos, tan bien constatado en varias de sus comedias (Se permuta, Plaff, Lista de espera), parte libremente de la leyenda urbana del susodicho botín para concebir, junto al guionista Arturo Arango, El cuerno de la abundancia (Cuba–España, 2008).
También se inspiraron en un artículo del corresponsal en la Isla del diario madrileño El País, de 2001, que describió la suerte de frenesí vivida por aquellos presuntos «afortunados», quienes, por supuesto, nunca vieron ni un solo billete en sus bolsillos. Hubo otras anécdotas previas parecidas, de las cuales igual tomaron nota.
Tabío –a su aire, como en otros capítulos de su fecunda asociación creativa con Arango– modela ese barro primigenio, introduce unos cuantos arreglos nominales (en el filme el apellido se cambia por Castiñeiras, y focalizan la acción en el imaginario poblado de Yaragüey), baraja situaciones complementarias para armar un esqueleto argumental que llena de la carne tragicómica que alimentó siempre a su cine, hace crecer personajes centrales de legitimidad dramática y gesta una obra que, literalmente, refocila.
Entre las comedias más divertidas de su autoría, en este filme –con guiños a referentes como Bienvenido Mr. Marshall (Luis García Berlanga, 1953) y El testamento del virrey (Ladislao Vajda, 1944)– el finado director cubano refrendaría su domino del género, a través de la fluencia y la eficacia de un relato defendido por un elenco sobresaliente que encabeza Jorge Perugorría. No obstante, debe señalarse el trazo desdibujado de algunos personajes secundarios.
Estamos, ha de señalarse también, frente a un filme que persigue la complicidad volitiva del espectador a ultranza, a como dé lugar, con todo cuanto de positivo o de desmedido haya en ello. Así no se priva de intentos de asombrar, mediante pueriles e incontinentes subrayados lúdicos, de los cuales pudo prescindir sin lastimar su fuerza cómica; sino, antes bien, concentrarla y potenciarla.
En grado alguno conformista con el escenario reflejado, el codirector de Guantanamera establece otro de sus acercamientos críticos a una realidad criolla que El cuerno de la abundancia pareciera leer desde un prisma tendente a situar el advenimiento de cualquier potencial redención por gracia de la fabulación o del sueño; pero también por conducto de ese grandioso tejido de solidarias intercomunicaciones humanas hilado por los cubanos: algo que se delinea con habilidad en varias de sus secuencias.
Quienes no la hayan visto, o deseen volverlo a hacer, El cuerno… será exhibida este 30 de mayo, en el cine Regla, como parte del ciclo De vuelta al Festival, que celebra la 45 edición de la cita fílmica de La Habana. Actores y otros integrantes del equipo de realización intervendrán en la presentación.
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Anierys dijo:
1
14 de octubre de 2024
09:59:51
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