ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Leyanis Pérez. Foto: olympics.com

El mundo atlético fue sacudido, el pasado viernes, por la lamentable noticia de que la reina del triple salto, la venezolana Yulimar Rojas, no acudirá, por lesión, a la cita de París-2024. Mañana nos separarán cien días para que se encienda el fuego en la Ciudad Luz, y ya la 33 edición de los Juegos tiene su primera frustración. Sin ella, las luminarias de la capital gala no serán tan refulgentes.

No pocos reflectores, incluyendo los de nosotros, los periodistas, se han enfocado en la cubana Leyanis Pérez. Sin embargo, creo que hay que llamar a la cordura, no porque le falten talento y posibilidades a la pinareña, que le sobran, sino porque ganar unos Juegos Olímpicos es una hazaña, cualesquiera sean las circunstancias.

Pueden existir señales que sitúen a un atleta por encima de los demás, incluso con marcadas diferencias, pero para este también sería una proeza; pues tendría que lidiar, además, ante esa condición mediática que lo hace habitar en titulares de prensa y en los sentimientos de los aficionados.

Nadie, ni sus más enconadas adversarias, deseaban que su referente no estuviera en el tanque de salto. A la siete veces campeona mundial, recordista del orbe, no le hace falta estar para que todos la reconozcamos como la patrona de los tres pasos. Si bien, sin ella en la lista de salida, las probabilidades son mayores para Pérez, y para todas, asegurar que alguien ganaría minimizaría su esfuerzo.

Es cierto que estamos en presencia de un talento, incluso la propia Rojas, refiriéndose a ella ha dicho, en entrevista con la AFP, que «el nivel del triple salto ha crecido. Las cubanas están muy bien…, en especial Leyanis Pérez, pero yo estoy muy enfocada, y creo que mi principal rival soy yo misma, mi rival es Yulimar Rojas».

Ha sido esa premisa la que ha hecho grande a la venezolana, superarse a sí misma. Es la máxima, a fin de mantenerse en la élite. Así ha de salir a competir Leyanis, como si la invencible estuviera en la pista. La propia vueltabajera del bateycito El Rancho ha dicho que «competir contra ella me llena de energía, me gusta saber que estoy contra la mejor del mundo, contra la campeona. Contra ella he tenido grandes resultados».

Antes de los Panamericanos de Santiago-2023, en los cuales, por estrategia, no estuvo la dueña de la arena, expresó a olyimpic.com que «yo quisiera, de verdad, que estuviera en los Juegos Panamericanos, porque para mí es una ayuda, ella es mucha competencia. Me da mucho ánimo en la competencia para superar mi propia marca».

Su mejor registro, 14,98, en los pasados Juegos Centroamericanos y del Caribe de San Salvador, tuvo a Rojas de ganadora, con 15,16 metros. La venezolana, hoy con 27 años, ganó el primero de sus siete títulos con 21, la edad que tiene ahora Leyanis. Con 21, el mejor salto de Rojas era de 14,96, y el de Pérez es ese con el que la secundó en la urbe salvadoreña. Cuando se saltó por primera vez 15 metros –obra de la rusa Anna Biryukova, en el Mundial de Sttugart, en 1993–, a la cubana le quedaban todavía diez años para venir al mundo.

Aún la de la Mayor de las Antillas no ha podido con esa barrera, aunque la roza, pero no será fácil superarla. En la historia de la especialidad solo la han tocado o quebrado 27 mujeres, incluyendo dos cubanas: Yargelis Savigne (15,28) y Yamilé Aldama (15,29). La última en lograrlo fue la dominiquesa Thea Lafond, quien lo alcanzó en la lid del orbe bajo techo, en Glasgow, a los 29 años.

La propia Lafond, en Santiago-2023, quedó solo en 14,25, en la justa que Pérez venció con 14,75. En París tendrá a otras dos que han pasado el umbral de los 15: la ucraniana Maryna Bekh-Romanchuk y la jamaicana Shanieka Ricketts, además de la oposición de la española Ana Peleteiro, a quien hay que mirar con lupa.

Sé que la muchacha de Pinar del Río está lista para la hazaña, pero dejemos que ella nos lo cuente con sus saltos en París. Adelantarnos sería incorporarle más presión, justo cuando, aunque ya  está, casi acaba de entrar en la corte del atletismo mundial como una princesa.

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