ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

Cerró el primer tercio de una temporada que ha visto cómo se descosen las pelotas a falta de buenos costureros. Realmente, el pitcheo no pudo, en los primeros 25 partidos, de un total de 75 que tiene el calendario para cada equipo, contener la furia de los maderos.

Si se observa la manera en que se comportaron los lanzadores en ese segmento, tanto abridores como relevistas, no es difícil advertir que desde la lomita están las principales deudas de calidad de la pelota cubana. Ambos roles fueron bateados con facilidad, casi 300 de average, al margen de que los relevistas, con 251 entradas menos, casi dan la misma cantidad de boletos que los que inician los encuentros.

Llama la atención que en el bateo de largometraje los que vienen al rescate, aun cuando trabajan menos capítulos, soportaron mayor cantidad de jonrones.

Pero la ineficacia no cae de un solo lado, de las carreras permitidas en la actual campaña (2 417), hasta el quinto inning, en el que, por lo general, un lanzador abridor puede aspirar a la victoria, hay 1 408, es decir, casi el 60 %, exactamente el 58,25 %. Es cierto que, en no pocos partidos, los directores se ven obligados a extraer al encargado de la apertura muy temprano, lo cual coincide con la cantidad de registros en la pizarra en los primeros tercios de los desafíos celebrados.

Del primer al tercer episodio se han anotado la mayor cantidad de carreras: 884, lo que representa el 37 %. Cuando el rescatista viene antes del sexto acto, no entra en su zona de confort, y mucho menos si lo hace antes del cuarto.

Muy preocupante es el indicador whip de cada una de las funciones, pues en ambos casos pasan de 1,50, es decir, que se acercan a dos adversarios embasados por acciones negativas del lanzador.

Razón tiene el profesor José Manuel Cortina cuando dice que el principal defensor del juego de beisbol es el lanzador, porque desde su estrategia de pitcheo debe concebir, con su defensa y el estudio de los rivales, su plan táctico, para que la ventaja que tiene de comandar a otros ocho defensores sea capaz de anular cualquier amenaza.

Se sabe que es muy exigente la temporada nacional, aun cuando se cuente con el descanso del viernes. Un lanzador a las dos de la tarde, con el sol que raja las piedras y los termómetros, está sometido a un gran desgaste físico.

De ahí que, como sucede en cualquier esfera de la vida, haya que ajustar, a las condiciones y a las posibilidades con que se cuentan, el juego de beisbol. El pasado jueves, el montículo de los Gallos espirituanos congeló los bates más temidos de Cuba, los de los Alazanes de Granma, dejándolos solo en dos jits, con el empleo de tres serpentineros.

Es vital recuperar el área de los serpentineros. De lo contrario, falsearía la potencia real de nuestra ofensiva, lo cual se refeleja en torneos internacionales, cuando se mide a contrarios de mejor hacer, de más recursos, y con planes tácticos mejor estructurados.

Pitcheo abridor

 

1 775,1

 

entradas lanzadas

 

1 253

 

carreras permitidas

 

6,35

 

anotaciones por juegos

 

5,36

 

promedio de carreras limpias por partido

 

297

 

batean los contrarios

 

138

 

jonrones permitidos

 

138

 

boletos

 

1,66

 

1,66 de WHIP

 

 

Pitcheo relevo

 

1 525,2

 

entradas lanzadas

 

1 164

 

carreras permitidas

 

6,87

 

anotaciones por juegos

 

5,83

 

promedio de carreras limpias por partido

 

304

 

batean los contrarios

 

156

 

jonrones permitidos

 

826

 

boletos

 

1,76

 

de WHIP

 

 

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