Luis Zayas en el terreno, como siempre

Sí, hay noticias en la temporada cubana de beisbol: Granma dejó en diez las victorias consecutivas de Camagüey, al vencerle, sin necesidad de dar jonrones, y Yunier Castillo redimiéndose de su salida anterior ante los Toros. La otra: los avileños ganaron su juego 13, que fue el séptimo revés en línea de los espirituanos, y ahora aumentaron su ventaja, tras las derrotas de los Toros y de los Leones azules, más la suspensión de Pinar-Santiago.

Pero pedimos la anuencia de los protagonistas para que entre al terreno un amante de la música bailable, siempre apegado a los cultos afrocubanos; un pelotero de los buenos que jugó profesional en los diamantes mexicanos, nicaragüenses, canadienses y estadounidenses.

Ayer conversamos con Luis Zayas, quien se recupera de una complejísima intervención quirúrgica que requirió el sacrificio de una de sus veloces piernas. Pero ahí está, jovial, como siempre, repasando muchos de los diálogos que, cual privilegio nos ha regalado.

Volaba en las bases, tenía 3,6 segundos de home a primera, y en la pelota de México se llevó tres títulos de robador de bases. Lo agarraba todo en el jardín central, y también era elegante en la segunda base.

Se desempeñó en el beisbol profesional en Cuba, con La Habana en 1955, y con Cienfuegos en 1959. Le pregunté por qué se había ido al exterior.

«En aquel tiempo o eras pelotero, boxeador o político. A mí me encantaba, y me encanta la pelota. La política no me gustaba nada, sobre todo porque aquella estaba muy lejos de mí, un negrito huérfano de madre, nacido en Lawton, no en Miramar, y para colmo hijo de un negro albañil».

Le dije, entonces, que fue a buscar dinero. «Claro que sí, pero hubiera preferido menos sacrificios: No separarme de mi familia, de mis hermanos. Yo tuve que sudarla duro, quería superarme, pero tuve que dejar los estudios muy temprano para ayudar al viejo. Fue triste irme de la escuela 105, en la cual, por cierto, era alumno Camilo Cienfuegos».

Zayas estuvo cinco años en Estados Unidos, en clase a, b y c. «Jugábamos muy cerca de Little Rock, donde ahorcaban a los negros; viajaba en la parte trasera de la guagua y comía en las cocinas». En 1961, jugando en México, a Luis Tiant y a mí nos dieron la posibilidad de jugar en Estados Unidos, al más alto nivel, con los Indios de Cleveland. Dijeron que teníamos que vivir fuera de Cuba para poder hacer el equipo. Tiant dijo que sí, yo regresé a Cuba».

Entonces, recordó, «fue muy difícil enterarme, en un terreno de pelota de Estados Unidos, del ataque a Playa Girón. Y me pregunté: ¡qué hago yo aquí! En México supe de la victoria, y aquí estoy.

Este jueves, en su casa de la barriada del Cerro, la plática incluyó a Wilmer Lewis Calvo, presidente de la Comisión Nacional de Atención a Atletas, y a Rodolfo «el Jabaito» Puente. Sobre el campo corto de los equipos Cuba y de la capital, a quien dirigió cuando fue mentor de Metropolitanos, dijo: este no solo es un gran pelotero, es la mejor persona del mundo», y lo abrazó.

A Zayas no le gustaría que dejáramos a los lectores sin algunas consideraciones de la jornada de la campaña. Ayer los bates no cantaron, incluso fue la jornada de menos jonrones, solo dos. A nuestro juicio, el huracán Alber Valladares, en siete completos, con cinco jits, dos ponches y tres boletos, y sin limpias permitidas, fue lo mejor del montículo, y lo peor para Industriales. Castillo, a pesar de sus cinco bases en siete entradas, dejó en seis imparables a los agramontinos, en juego en el que Alexander Ayala bateó de 4-2 y es el nuevo líder de los bateadores. Con los ko de Guantánamo a Holguín y de los líderes a los Gallos, ya van 17 en una lid que cumplió en la fecha sus 15 jornadas.

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