Los equipos de voleibol a los Juegos Olímpicos de París podrán convocar al jugador 13, de reserva, para sustituir a uno de los 12 componentes de su nómina, lo que ofrece un importante respiro para el elenco y su director.
Hace unos meses, una cantidad considerable de mentores elevó a la Federación Internacional de Voleibol (FIVB) la preocupación sobre el corto tiempo entre una justa y otra para restituir la forma física, pues la intensidad de cada lid creaba dificultades en la relación trabajo-descanso. Las afectaciones más visibles, en no pocas ocasiones, fueron las lesiones.
La organización rectora de este deporte fue receptiva, y anunció la reducción de eventos para racionalizar su calendario internacional 2025-2028, así como acortar las fases de algunos de los eventos clave, como los campeonatos mundiales, propuestos cada dos años, con 32 equipos, repartidos en cuatro grupos de ocho.
El hombre 13 da posibilidades para sustituir a un titular que comienza un torneo con alguna molestia, puede contribuir a mejorar el entrenamiento, o entrar al terreno porque a determinado contrario su juego le hace más daño. También, porque en una posición eminentemente ofensiva (atacador auxiliar y opuesto) llevarlo da tranquilidad; y la más clara de las situaciones, para relevar a otro, lesionado o enfermo, por toda la competición.
Ese «atleta no competidor», según lo denomina la FIVB, tiene derecho a ser acreditado en la cita de la Ciudad Luz. Entrenará con su plantel y asistirá a los partidos, pero si se activa, el coequipero que cause baja no podrá volver a la plantilla. El número 13 no será alojado en la Villa Olímpica, a menos que su Comité Olímpico Nacional le brinde apoyo adicional.
La medida, en la que estuvieron de acuerdo el COI y la FIVB, busca mayor flexibilidad y profundidad en este deporte, con miras a las venideras lides importantes. Recordemos que en el pasado reciente se permitían hasta 14 jugadores, abonando su país los gastos de los dos sumados a la docena.

















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