
Santiago de Chile.–Desde hace tiempo Idalys Ortiz se ha consagrado como una leyenda del judo cubano y del deporte en general. Cuatro veces medallista olímpica, campeona mundial, tetracampeona centroamericana y caribeña, y desde este lunes también cuatro veces reina panamericana.
Idalys no llegó a Santiago-2023 al 100 % de su forma deportiva. Este año había competido poco, pero su compromiso con la disciplina y la delegación sí estaban intactos.
A la abanderada cubana para esta cita continental le tocó abrir con la rival más difícil, con la que se soñaba fuera la final. El sorteo determinó que Idalys enfrentara a la brasileña Beatriz Souza, luego de que esta se impusiera a la chilena Katherine Quevedo.
Antes de Santiago se habían enfrentado en nueve ocasiones, con seis victorias para la de la Mayor de las Antillas y tres para la sudamericana, la última en el Campeonato Panamericano y de Oceanía-2023.
Idalys intentó no desgastarse, y antes de finalizar el tiempo reglamentario consumó la victoria por ippon, al recibir Souza tres amonestaciones. En semifinales se impuso sin dificultad ante la dominicana Moira Morillo, y en la final a la colombiana Brigitte Carabalí, por la misma vía que con Souza.
«Todos los atletas tenemos una estrategia creada. Nos hemos encontrado en varios escenarios y nos conocemos bien, aunque en los últimos años hemos coincidido poco. He estado alejada de los grandes torneos internacionales, pero trazamos un plan de acuerdo con los combates anteriores y resultó óptimo», explicó sobre el duelo con Souza.
«Creo estar en un 60 % de lo que se considera un estado óptimo. El 100 % esperamos alcanzarlo en los Juegos Olímpicos», aseguró.
Idalys y Driulys González son las únicas judocas cubanas con cuatro títulos panamericanos. «Para mí es un gran orgullo. Antes de este evento, ya yo tenía todos los títulos de la Federación Internacional; pero cada competencia es un reto más. Todos los días pienso en la competencia venidera y, realmente, alcanzar una medalla es mi próximo reto».
Tras la cita olímpica de Tokio, Idalys dijo que no se iría del deporte activo. Los títulos posteriores le han dado la razón. «En aquel momento creí que sí se podía, que tres años más era posible mantenerlos con resultados, y no creo que los Juegos Olímpicos sean la excepción», expresó.
A esta medalla la acompañaron otras dos extraordinarias victorias, la de los ya bicampeones panamericanos Iván Silva (90 kg) y Andy Granda (100 kg).
Silva tuvo un recorrido limpio, apenas recibió una amonestación en el combate final, contra el brasileño Rafael Macedo, a quien ya había derrotado en seis oportunidades.
«El torneo tuvo alto nivel, porque muchos de los judocas de América se preparan en Europa el año entero, al máximo nivel del circuito mundial. Salí concentrado en cada combate, porque vinimos a ganar la medalla de oro, y para eso había que arriesgar lo menos posible», dijo Silva.
Añadió que frente a Macedo, la mayoría de las victorias han sido imponiéndose físicamente y dominando los agarres.
Andy Granda, al igual que Idalys, inició con uno de los favoritos, el también brasileño Rafael Silva, a quien doblegó por ippon la misma nota alcanzó ante el dominicano José Nova y el chileno Francisco Solís.
Sabía del tremendo apoyo del público para Solís, pero «yo estaba muy seguro de mi estrategia que era buscar mi momento táctico, porque él suele desesperarse. Llegó ese instante y, por supuesto, el triunfo».
Hasta ahora, el judo cubano cosecha cinco medallas de oro y una de bronce. Hoy enfrentará la lid por equipos, en la que Brasil es el principal rival.

















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