ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Rosillo desmostró su clase en este Campeonato del Mundo. Foto: Roberto Morejón

Cuba viajó a Belgrado, la misma sede donde el año pasado no pudo conseguir presea alguna en el Campeonato Mundial de Luchas, con el objetivo de regresar a los planos estelares que ostenta en este deporte. La misión fue cumplida por seis gladiadores en el estilo grecorromano, y tres en el de libre, en el sector masculino, y dos mujeres.

La cosecha de dos títulos y un metal bronceado, con cuatro boletos olímpicos incluidos, ubicó a Cuba en el octavo puesto del medallero de este certamen universal, una lid ganada por Japón (6-6-3) y en la que al menos 35 países se llevaron a casa una presea.

Luis Orta, campeón olímpico en Tokio-2020, sumó a su palmarés la corona mundial en los 67 kilogramos, en otra gran demostración de coraje y excelente nivel competitivo. Ahora, el muchacho de La Güinera viajará a Santiago de Chile a buscar, en la cita panamericana, el título que se le hizo esquivo en Lima-2019. Ese es el único pergamino que le falta a su vitrina, a la cual puede ir a parar el de atleta del año en Cuba.

También obtuvo la mayoría de edad mundialista el grequista Gabriel Rosillo, monarca de los 97 kilos en este mundial. Rosillo, campeón en Lima-2019 y en la reciente cita centrocaribeña de San Salvador-2023, superó dificultades de salud y lesiones en su hombro derecho, que necesitaron de intervención quirúrgica para resolverse. De ahí todo el mérito de su resultado y del colectivo técnico que lo guio para conseguirlo.

El otro medallista por la Mayor de las Antillas fue Oscar Pino (130 kg), quien alcanzó uno de los metales de bronce en su división, para sumar su cuarta presea en lides mundiales de lucha, y garantizar el boleto directo en esa división a la cita estival del venidero año en la capital francesa.

Podemos afirmar que Pino apuntó al tetracampeón olímpico Mijaín López en París-2024. Recientemente se conoció que el Gigante de Herradura concentrará toda su preparación en la búsqueda de su quinta medalla bajo los cinco aros, y no competirá en los Panamericanos de Santiago de Chile.

 

UN APARTE CON LA LIBRE

Cinco años han transcurrido desde la última medalla de los libristas cubanos en un certamen mundial de luchas, cuando Yowlys Bonne, en la edición de Budapest-2018, se impuso en la categoría no olímpica de los 61 kg.

En lo adelante no ha sido posible, a pesar de contar con figuras experimentadas y de calidad como Yurieski Torreblanca (86 kg) y Alejandro Valdés (65 kg), entre otros. Ellos tenían ahora, en Belgrado, la responsabilidad de tratar de llevar a la Isla al medallero en este estilo, pero les fue imposible. En los análisis hay que ponderar la falta de fogueo que padecen los exponentes de este deporte.

En esta oportunidad, Arturo Silot (92 kg) y Torreblanca (86 kg) perdieron en sus primeros combates. Valdés superó la ronda de clasificación, pero luego cedió y no pudo seguir avanzando en el organigrama.

Entre las damas hay que destacar el crecimiento de Milaymis Marín, quien terminó en el quinto puesto de la división de 76 kilogramos, y aseguró presencia olímpica para el próximo año.

Milaymis es campeona mundial juvenil y sub-23; también a nivel panamericano absoluto y de los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires-2018. Su vertiginosa progresión la avala como una de las principales esperanzas de título para Cuba en los venideros Juegos Panamericanos.

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