Las cábalas de la fidelidad

Según el Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente, Las Tunas es la provincia cubana donde menos llueve, con un promedio de 1 038 mm por año. Sin embargo, en las únicas dos veces que la pelota ha situado un play off entre los Leñadores tuneros y los Leones de Industriales, la lluvia ha sido una invitada especial. Parece que no quiere perderse las emociones del beisbol.

Hace cinco años, en 2018, cuando ambos equipos se enrolaron en la semifinal de la 57 Serie Nacional, hubo que esperar 72 horas para poder jugar. Entonces, como en Cuba todos somos meteorólogos o «peloterólogos», ya hay cábalas rondando que dicen que el agua es bienvenida para los dueños del bosque, pues en aquella disputa salieron victoriosos, venciendo en cuatro de los siete partidos.

Sin embargo, del lado azul, aseguran que los favorece, pues a la indisposición del cuarto bate, Yasmani Tomás, se había sumado la baja –temporal– de Ariel Hechevarría, quien salió lesionado el pasado sábado y no estaría en el segundo juego que se suspendió ayer por la lluvia. También aducen que su pitcheo, que tuvo que emplearse a fondo en la jornada sabatina, tiene más recuperación.

Todo eso es verdad, pero lo cierto es que cualquier cálculo en esta final pasa por la invencibilidad de los Leñadores en su patio. Allí no pierden desde el pasado 5 de junio, es decir, más de dos meses, cuando cayeron ante el conjunto de Pinar del Río. Y eso no es un indicio, sino una realidad.

Pero si de conjeturas se trata, creo que las del colega Boris Luis Cabrera, un vasto conocedor de la nave azul, por su misión en el periódico de la capital, Tribuna de La Habana, se lleva el trofeo de más sutil. Él comentó que las coincidencias apuntan a favor de los Leones.

«Los únicos dos jugadores que quedan de la semifinal de 2018 en este equipo son Juan Carlos Torriente y Yasmani Tomás, el primero con el número 13 y el otro con esos mismos dígitos, pero invertidos (31). Además, Industriales busca el título 13 de su historia, justamente 13 años después de haber obtenido el 12, en 2010», apuntó Cabrera.

Pero los de Las Tunas no se quedan atrás, además de lo de la lluvia, sus cábalas acudieron a lo ocurrido en su vecina provincia de Granma. Se sacaron de abajo de la manga que cuando los Alazanes ganaron su último pergamino, desbancaron a Ciego de Ávila e Industriales en el camino a su cuarto título, lo mismo que ya hicieron sus Leñadores con los avileños y que buscan ante los capitalinos.

Así es nuestra pelota, que puede estar pasando por algunas deficiencias en el orden técnico o táctico, incluso algunas de orden organizativo, pero sigue siendo depositaria de la mayor fidelidad de su pueblo. Las cábalas o presunciones son expresión de esa lealtad, como lo son también los estadios llenos y teñidos de verde y rojo o de azul.

Prueba de ello ocurrió durante sábado y domingo en el Julio Antonio Mella, de Las Tunas, que ha vestido las mejores galas de su historia para esta final. Las puertas de la casa tunera de la pelota se abrieron el primer día a la 1:00 p.m., para un desafío que comenzó a las seis de la tarde, y que estuvo interrumpido, a la altura del quinto capítulo durante una hora, debido a una interrupción eléctrica. El choque sobrepasó las diez de la noche, es decir, casi mediodía al lado de sus peloteros.

Ayer, la lluvia no los venció, estuvieron en las gradas hasta que se anunció la suspensión para las seis de la tarde de hoy, para que ese pueblo siga siendo fiel, para que siga acompañando a los héroes del terreno. A otra hora tal vez se garantizaría la celebración del choque, pero le faltaría el invitado especial, el destinatario del esfuerzo de los peloteros: el aficionado.

Así que hoy, bajo las luces del Mella, Industriales tendrá que esforzarse al máximo para romper el hechizo ganador de los Leñadores en el Mella, tras perder el sábado por 7-2, con un extraordinario trabajo de Rodolfo Díaz, y Yosvani Alarcón, de líder de las temibles hachas. Si los Leones llegan al Latinoamericano con dos derrotas, sería casi una sentencia para la temporada.