«Felicidades para los Leñadores, su debutante dirección y aguerrido equipo, que llegan a una final por tercera vez en las últimas seis temporadas ¡El beisbol es pasión que nos une! El hacha en alto ahora espera por ¿Industriales? ¿Santiago? Que hable el terreno».
No fue la expresión de un especialista o de un periodista deportivo, es de la de un cubano, a quien, como a todos, este deporte nos corre por las venas de nuestra nacionalidad. Es la de un cubano, quien, como todos, nos sumergimos en la sensible magia de ese terreno que, en forma de diamante, hace brillar las mejores cualidades de la cubanía.
Es la felicitación del Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, que llegó al equipo de Las Tunas, mediante Twitter, cuando la pelota bateada por Yadil Mujica cayó en el guante de Dailer Peña, en el jardín central, para facturar el out 27 del sexto juego de la semifinal entre tuneros y matanceros.
En estas mismas páginas, el pasado 20 de julio dijimos que en este play off entre los dueños del bosque y los cocodrilos era muy difícil un vaticinio. Se trataba de una final adelantada, con las dos escuadras de más madurez que llegaban a esta instancia. Sin embargo, anclamos el pronóstico a favor de los yumurinos, por su defensa y por su pitcheo, que parecían ligeramente superiores.
Pero la tropa élite de la lomita matancera no pudo ante la artillería del equipo más bateador de la temporada, mas lo que realmente pesó sobre los reptiles fue su defensa, que llegó con un 974 de lujo, para una temporada deficiente en este parámetro. Ella le falló en momentos claves, como en el cuarto encuentro, en el cual Noelvis Entenza había rescatado un desafío, que desde la apertura estaba cuesta arriba para los rojos de la Atenas de Cuba. Aquellos dos errores, después de ocho y un tercio de impecable dominio, decidieron un juego que al final les costó.
Eso es del lado matancero. Del ángulo del leñador habría que apuntar, primero, la exactitud del manejo del pitcheo por su alto mando. Las transiciones entre abridores, relevistas y cerradores funcionaron como un reloj, poniendo por delante, como corresponde, el resultado colectivo sobre el individual. Justamente ese matiz hizo grande a este elenco, que actúa como una verdadera familia, en la cual cuando alguien está por debajo en el rendimiento sale otro, tan imbuido del objetivo del grupo, que se hace imprescindible desde su rol de sustituto. Por ejemplo, la entrada de Yunior Ortega en el cuarto choque, en segunda base, en la que terminó siendo clave hasta el último juego.
No puede hablarse de los Leñadores y pasar por encima de nombres como los de Yosvani y Yordanis Alarcón, o Danel Castro, son como sellos de identidad y sus hachas de más filo. Pero, a partir de ahora no obviemos a Keniel Ferráz. El relevista está invicto en la postemporada, con cuatro victorias, dos de ellas frente a Matanzas; ni a Alberto Pablo Civil, quien, para llevar al equipo a su tercera final, salvó el sábado su juego 18 de la serie. Este equipo de pelota, por la manera en que juega, por su arrojo, se parece a Cuba.
Tendremos a los Leñadores en busca de su segundo título, en una final que espera por Industriales o por Santiago de Cuba, y que será inédita, porque los tuneros jamás han disputado el título más preciado del deporte cubano frente a esos adversarios.
Sigue la alegría en el estadio, hoy se desbordará el Guillermón Moncada santiaguero, para aupar a sus Avispas frente a los Leones. Cuba sigue de fiesta.

















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BCs dijo:
1
31 de julio de 2023
10:51:31
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