ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: Periódico Sierra Maestra

No es habitual en el beisbol moderno que un abridor complete los nueve innings. No es, incluso, recomendable por la alta especialización del pitcheo en la pelota moderna. Pero de que fue hermoso, excepcional y épico el duelo entre el santiaguero Wilber Reyna y el camagüeyano José Ramón Rodríguez, en el sexto, y a la postre juego final del play off a base de Avispas y Toros, eso nadie lo duda.

Reyna tenía la misión de lograr el pase definitivo a semifinales en ese desafío, y Pepe, como llaman a Rodríguez, la de forzar un séptimo y decisivo encuentro.

El del avispero hizo 120 envíos en 11 y un tercio, en los cuales aceptó una limpia por un descuido defensivo, no un error; ponchó a seis rivales y no regaló boletos. El del ganado mandó hacia home 128 pelotas en diez escenas. También le hicieron una inmaculada, ponchó a ocho y boleó a un oponente.
Con esos dos expedientes no se puede perder un juego de beisbol. Entonces, tras sus largas faenas y las encomiendas cumplidas, dejaron la tabla de lanzar, porque, además de mágica, la pelota es justa. Ellos no podían ser derrotados.

Como casi siempre sucede en este tipo de encuentros, la decisión llega por un error o un jonrón. Esta segunda probabilidad era prácticamente cero, esta bola con la que se está jugando la postemporada no camina. Pero tampoco sobrevino el desenlace por una pifia.

Daba la impresión, a primera vista, de que el incómodo batazo entre tercera y torpedero, de Osday Silva, le daba tiempo al defensor a sacar out en primera, si no hubiera mandado la esférica al cielo. Sin embargo, la decisión de los anotadores fue sabia y justa, como el beisbol. No había oportunidad en la inicial, por lo que regresó la magia para que la carrera del desenlace la empujara el líder impulsor de la campaña.
Auscultando ese final, hay dos sentencias que pudieran definirse como causales del epílogo. La primera es el robo de segunda de Yoelkis Guibert, con dos outs y hombre en tercera, desapareciendo el out forzado en segunda. La otra es la consecuencia de esta.

Foto: Istvan Ojeda

Con Osday Silva, ya en dos strikes, el alto mando decidió por lanzarle con la primera desocupada. El tan llevado y traído librito recomienda mandar a ese bateador intencionalmente para primera, buscando la solución en cualquier base, sobre todo porque solo le interesa el corredor de la antesala. Pero prefirió lanzarle a Silva, quien obligó al torpedero a atrapar bola en el llamado hueco, sin tiempo para sacar en la inicial.

A juzgar por lo ocurrido, si pasaban a Silva el difícil lance hubiera encontrado opciones solubles en tercera y en segunda, forzando a los corredores. Es cierto que congestionar los ángulos podía ponerle más presión al debutante, y entonces relevista Fernando Ramos, pues un boleto instalaba a sus adversarios en semifinales. En otras palabras, Guibert, con sus tres jits y el robo de segunda, que se convirtió en punto focal de la historia de Santiago de Cuba en su retorno a los cuatro grandes del beisbol cubano, fue el eje por el cual rodó el triunfo de las Avispas.

El ajustado resultado de 2-1 deja a Santiago de Cuba como el tercer clasificado para semifinales; despeja el rival de los Leñadores tuneros en esa instancia, que será Matanzas; completa el sexteto de la II Liga Élite, con Sancti Spiritus e Industriales, y solo dejó pendiente su próximo rival, el cual pudiera conocerse hoy si los Leones vencen a los Gallos. De lo contrario habría que esperar al lunes para conocer si ese contrincante cambió.

Guillermón Moncada

C

H

E

CMG

010 000 000 000

1

6

0

SCU

000 100 000 001

2

13

1

G: Y. Serrano (1-0). P: F. Ramos (6-4)

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