ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Yenny Álvarez Caicedo. Foto: Ricardo López Hevia

Una de las mayores satisfacciones que puede tener un deportista en su carrera es ser seleccionado para llevar la bandera de su país en el desfile inaugural de una cita multideportiva. Ese honor le corresponderá, por Colombia, en los Centroamericanos y del Caribe San Salvador-2023, al gimnasta Andrés Felipe Martínez y a la pesista Yenny Álvarez Caicedo, presente en el Grand Prix de La Habana.

La joven, de 28 años de edad, se proclamó campeona mundial en 2022, en los 59 kg, y en la actualidad transita por los 64, categoría en la que irá a los Juegos Olímpicos París-2024.

En diálogo con Granma, destacó que será muy gratificante para ella llevar su enseña patria en San Salvador. «Todo deportista desea portar la bandera de su país en la inauguración de unos Juegos. Si me escogieron es porque he hecho las cosas bien. Eso me enorgullece».

Acerca del cambio de división de 59 a 64 kilos, la sudamericana sostuvo que fue una decisión coordinada con el jefe de los entrenadores del equipo de Colombia, Luis Carlos Arrieta. «Buscamos, con el cambio, sumar puntos rumbo a la clasificación hacia París. La idea es asistir a todos los eventos del ranking olímpico. Ahora no estamos enfocados en las grandes marcas, eso será después».

Confesó que a las pesas llegó un poco tarde, a los 14 años. Dijo que fue difícil, pues tuvo que superar varios tabúes sobre la práctica de esa disciplina por las mujeres. «Al principio no quería competir, esos comentarios me detuvieron para practicar con seriedad, pero seguí entrenando y le cogí amor. Me di cuenta de que la halterofilia te da estabilidad emocional, ayuda a fortalecer el cuerpo y la mente».

Con los Olímpicos a la distancia de un año, dice sentirse tranquila. «Confío en que he trabajado bien; en Dios, que me ha dado la gracia de poder competir al más alto nivel. París-2024 es el gran objetivo de mi carrera. Ya soy campeona mundial, pero no voy a desistir hasta ser titular olímpica. Quiero dejar una huella de esfuerzo, constancia y disciplina para las generaciones que vendrán después de mí.

«No se trata de decir: quiero ser campeona olímpica, y ya. Hay que trabajar para hacer el sueño una realidad. Siempre hay vicisitudes en el camino, pero se superan si hay firmeza espiritual y claridad de a dónde se quiere llegar. Se requiere de un espíritu guerrero», dijo.

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