No hay calificativos para describir lo vivido en Argentina durante las últimas 72 horas, y en especial en su capital, Buenos Aires, tras la llegada –en la madrugada de este martes– del seleccionado nacional de fútbol, campeón de la Copa del Mundo Catar-2022.
Más de cuatro millones de personas tomaron las avenidas y calles aledañas por las que debía avanzar la caravana con los futbolistas y el cuerpo técnico. Apenas 14 kilómetros pudieron desandar en tres horas, cuando los aficionados se aglomeraron en masa compacta sobre el autobús descapotado que transportaba a los protagonistas.
Ante semejante atasco, los jugadores de la selección abandonaron la autopista y continuaron su trayecto en helicóptero rumbo a Buenos Aires. Varios helicópteros de la Prefectura Naval recogieron a los futbolistas en Villa Lugano, barrio situado en el suroeste de la capital argentina, para continuar su itinerario en los cielos.
«No nos dejan llegar a saludar a toda la gente que estaba en el Obelisco, los mismos organismos de seguridad que nos escoltaban no nos permiten avanzar. Mil disculpas en nombre de todos los jugadores campeones. Una pena», aseguró el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino, Claudio Tapia.
Las modificaciones del itinerario emprendido por el equipo a su paso por Buenos Aires han provocado, en el centro de la capital, que millones de personas cambien su localización por el recorrido de la Albiceleste.
Según Telesur, la caravana partió en medio de una explosión de alegría, llantos y cánticos de una multitud de personas que acampó durante 24 horas para celebrar a Lionel Messi y a los campeones del mundo.
Al frente de la caravana, sentados en la parte superior de la micro, viajaban entre otros, Lionel Messi, Ángel Di María, Rodrigo de Paul y Enzo Fernández.
Las autoridades no pudieron precisar cuánto tiempo se prolongarían los festejos, aunque estimaron que todo el recorrido de la selección campeona del orbe pudiera extenderse por alrededor de ocho horas o incluso más.
Tras llevar 36 años sin proclamarse monarcas mundiales, los aficionados de la Albiceleste no han parado de cantar y celebrar en un mar de personas que cubren varios kilómetros de la capital argentina. Se han visto escenas increíbles, como un enorme camión avanzando cubierto en su parte delantera por aficionados eufóricos, que impidieron al conductor ver por dónde transitaba.
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