
La prueba de los 1 500 metros se considera la estrella de las carreras de medio fondo. Entre los diez candidatos a mejores atletas del año, en uno y otro sexo, resaltan los recordistas olímpicos Faith Kipyegon y Jakob Ingebrigtsen.
En el Campeonato Mundial de Oregón, la keniana volvió a subir a lo más alto del podio, con crono de 3.52,96 minutos. Este título se suma al alcanzado en Londres-2017, además de las preseas de plata de Doha-2019 y Beijing-2015.
Dominó la Liga del Diamante de principio a fin y registró, en la parada de Mónaco, el segundo mejor tiempo de la historia y récord nacional, con 3.50,37, a solo 0,30 del récord mundial de la etíope Genzebe Dibaba.
Por su parte, el noruego Ingebrigtsen irrumpió en los Juegos Olímpicos de Tokio como una de las máximas figuras del atletismo mundial.

Así lo demostró esta temporada, tanto al aire libre como en pista cubierta, sobre la cual impuso récord del orbe (3.30,60) en el mitin atlético de Lievin, y la medalla de plata en la cita del planeta de Belgrado, con 3.33,02.
Repetiría ese puesto en la justa de Eugene, en una edición que copó el podio de europeos. Allí registró 3.29,47 minutos. Sin embargo, logró alzar la corona en los 5 000 metros, al cruzar la meta en 13.09,24 minutos.
En el Campeonato Europeo, celebrado en Múnich, Alemania, conquistó doble medalla de oro, en 1 500 y 5 000. Despidió la temporada con la Liga del Diamante en su bolsillo y marca del año de 3.29,02.
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