ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Cuba necesita que su cuarto bate, Guillermo García, despierte. Foto: WBSC

A la escuadra cubana Sub-23 de beisbol no le queda más remedio –para no depender de nadie, ni de una calculadora– que ganar los tres partidos que le resta en la vuelta preliminar del Campeonato Mundial. Es difícil, claro, porque no tiene mañana; cada encuentro ahora es como una final o una eliminación directa, y tendría, además, que esperar por lo que haga el resto, sobre todo Puerto Rico y Sudcorea, plantillas ante las cuales ya cayó.

Pero el reto es aún más engorroso, porque el seleccionado de la Mayor de las Antillas tendría que quitarse el rostro que ha mostrado y dejarlo en el hotel, para llegar al terreno con uno más beisbolero, especialmente, bateador.

Cuando usted lea estas consideraciones ya sabremos el resultado ante Holanda, choque que estaba pactado para las tres y media de la pasada madrugada. Si lo que ocurrió fue un nuevo revés, solo habría que cumplir el calendario, pues no existirían casi oportunidades de avanzar a la siguiente fase o súper ronda.

El retrato de las dos primeras fechas pasa por esta lectura: 14 innings sin anotar una carrera. Cuba es uno de los tres equipos (Holanda y Sudáfrica tampoco tienen) que no han pisado home; es el que menos jits ha pegado en el certamen, con cinco, la misma cantidad que Australia, que hasta los partidos de esta nota solo se le había compilado un juego; y promedia ofensivamente un anémico average de 119 (inferior a ese indicador hay únicamente un equipo: Sudáfrica, con 113).

Solo cuatro peloteros cubanos han logrado indiscutibles, Cristian Hidalgo, autor, además, de dos extrabases, ambos dobles; Cristián Rodríguez, Yuri Fernández y Carlos Rodríguez, el de este último en toque de bola.

Punto crítico en esta mirada al vacío lo encontramos en las flaquezas mostradas por el tercer y cuarto bates de la escuadra que dirige Alaín Álvarez. Ni Pedro Pablo Revilla ni Guillermo García han respondido a las exigencias de esos turnos. El primero llevaba de 6-0 y el granmense de 4-0, pero lo peor es que el guantanamero, en cuatro de esas oportunidades vino con hombres en base, y en tres de ellas con corredor en posición anotadora; en tanto García, en otras tres encontró un compañero en las almohadillas, y a dos listos para ser remolcados.

Cuando esas únicas probabilidades no se convierten en un hecho, porque fallan los que tienen el encargo de empujar carreras, es casi imposible ganar. Si a eso le sumamos que del tercer turno al séptimo, en dos desafíos, cinco hombres acumulan solo un jit, pues se hace aún más complejo el éxito.

Es cierto que Revilla y Danny Oramas han hecho buenos contactos, pero han terminado en outs. También es verdad que, como todo torneo internacional, este es un calendario corto, y no hay tiempo para la recuperación. Es decir, si hay que mover a los jugadores, ya sea de puestos en la alineación o prescindir de ellos, por otro, ya estamos en ese momento.

Del lado del pitcheo, creo que no ha estado mal el conjunto cubano, pero al estar tan estresado, porque nunca ha tenido ni media carrera de ventaja, las equivocaciones o los aciertos de los bateadores oponentes hacen la diferencia.

Fue desde la lomita que el match frente a Sudcorea adquirió ribetes de excelencia, pero faltó pisar la goma. Ojalá que la historia vista esta madrugada no se parezca a este obituario.

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