Hay en el beisbol un sinfín de lanzamientos y pitchers de excelsa calidad que hacen de ellos casi una obra mágica, como hay también bateadores que logran descifrarlos y levantar las tribunas cuando la blanca esférica pasa por encima de las cercas. Cuba los ha tenido, los tiene y los tendrá.
No niega este pedazo de Caribe, donde la pelota es patrimonio cultural de la nación, la calidad de los jugadores nacidos en él que hoy brillan, por sus dotes, en la MLB estadounidense o en cualquier otro nivel. Sería como negarse a sí mismo. Los formó y disfrutó, y se emocionó con sus entregas, en un Industriales, un Santiago de Cuba o en un Pinar del Río o Villa Clara de las series nacionales; o enfundados en el equipo de las cuatro letras. Es más, hoy son seguidos, mediante la internet, sus actuaciones en el que es reconocido como el mejor beisbol del mundo.
Pero, así como esos lanzamientos y batazos que enardecen a los corazones beisboleros, hay otros que, en esa misma Cuba, son sagrados, uno de ellos viaja a la misma velocidad con la que salen las pelotas de los brazos de nuestros serpentineros. Se llama dignidad.
En Versalles, en Miami, dónde si no, se ha creado la Asociación de Peloteros Profesionales Cubanos Independientes, lo cual es legítimo en tanto cada quien es libre de unirse y organizarse en torno a una idea. Lo que sí no tiene legitimidad alguna es que se pretenda, bajo esa denominación, usurpar la identidad de un país y la legitimidad de su existencia, en el ámbito deportivo e institucional en el sistema de naciones. Esa entidad tiene como objetivo armar un equipo Cuba que represente a la pelota nacional en los eventos internacionales, incluyendo el Clásico Mundial. ¿Entonarán ese sublime verso de Morir por la Patria es vivir?
Claro que un equipo como ese tendría etiqueta casi de invencible, primero porque está hecho en Cuba, juegue donde juegue, y segundo por su calidad. Pero los ribetes de ese uniforme están hechos de decoro, dignidad y vergüenza, y no entienden de concesiones. Se podrían perder todos los juegos, pero el equipo Cuba es de los que siguen de frente y luchando.
Es inaceptable y de un cinismo tan visceral la peregrina idea, que los peloteros que jugarían en ese elenco fueron obligados a firmar una norma legal del Gobierno de ee. uu., el Acta de Residencia fuera de Cuba, del 4 de febrero de 2015, en la que, mediante declaración jurada, para actuar en la MLB, aceptaban: No vivo en Cuba, no regresaré a Cuba, no tengo relación contractual con Cuba, no tengo relación con el Gobierno y el Partido Comunista de Cuba. Es decir, fueron forzados a un acto de desnaturalización. Y eso solo es aplicable, allí, al país que ahora quieren representar. ¿Borrarán lo legislado por el Departamento del Tesoro?
El Clásico Mundial, evento en el que aspiran a coronar su intención, es un torneo de naciones, no de clubes, ni de asociaciones o franquicias, y tiene un sistema estructural rectorado por la Confederación Mundial de Beisbol y Softbol (WBSC), cuyo presidente Riccardo Fraccari acaba de expresar al programa Bola viva de la tv Cubana que la organización que dirige es la única reconocida para el beisbol y el softbol internacionalmente, amparada por el código suizo, y «de acuerdo con sus estatutos, las únicas entidades que pueden formar un equipo nacional, utilizar sus colores, su bandera, son los miembros de la WBSC, es decir, las federaciones nacionales. Ellas son las que tiene ese derecho en cualquier evento de la WBSC o reconocido o sancionado por la WBSC», aseguró.
En el beisbol Cuba también ha mantenido una postura dialógica y franca con sus connacionales. Ha aceptado el regreso de quienes decidieron optar por otro escenario, y hoy juegan en el torneo nacional y ya han hecho equipo Cuba. Esa puerta está abierta.
En el mandato de Barack Obama se logró un Acuerdo favorable para que el pelotero de este lado pudiera ser un jugador de la MLB sin tener que someterse a tales designios ni ser presea del inhumano tráfico de personas. Todos sabemos lo que pasó: Trump lo hizo trizas, y sigue siendo polvo en la administración de Joe Biden.
Cuba ha estado dispuesta, y lo sigue estando, a conversaciones, en igualdad de condiciones, con el Gobierno de Estados Unidos, pero sin imposiciones. En el argot deportivo, con un juego limpio.
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Miguel Ángel dijo:
1
6 de abril de 2022
03:27:24
Abel dijo:
2
6 de abril de 2022
07:50:25
Wilfredo Gil dijo:
3
6 de abril de 2022
08:36:39
Elliott dijo:
4
7 de abril de 2022
08:45:53
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