La sala Yayabo, en Sancti Spíritus, fue la escogida para romper el silencio en el Campeonato Nacional masculino de voleibol, que se instauró en 2019 y privaba a los deportistas de ejercitar lo aprendido en los entrenamientos, además de observar cuál es la perspectiva para los próximos años.
Se aprecia el esfuerzo de la provincia y del Inder por retomar la senda competitiva, después de tanto tiempo que, como obstáculo esencial surgió la pandemia, para jugar en un deporte atractivo para el cubano. Amén de estas condiciones favorables hay detalles por mejorar que se arrastran de tiempo atrás.
El actual certamen espirituano se dilucida en poco más de una semana de rivalidad entre ocho equipos, muy corto tiempo para emprender la ruta hacia un incipiente desarrollo que les permita, más tarde, como ocurre con un gran grupo prometedor, instalarse en ligas foráneas, desde octubre y hasta finales de abril o mediados de mayo. Después se sumarán a la preselección nacional y tomarán parte en los eventos internacionales, como el Mundial, sin sede aún, tras arrebatársela a Rusia por el conflicto en Ucrania.
¿Sería bueno que los ahora contratados participaran en el Nacional? Desde el punto de vista de contribuir con sus conocimientos a los que hoy actúan en tierra espirituana, seguro que sería una ganancia, para la que habría que buscar una fecha de realización en la cual los contratados estuvieran aquí.
Al coincidir varios de los que actúan en otras ligas en un mismo equipo, algo que puede ser real, los entrenadores los emplearán como regulares, y el novato tendrá poco chance de actuar en tan corto certamen. Para ascender, hay que jugar y jugar.
Tal vez una cláusula que establezca la utilización de tres contratados e igual cantidad de los que están en Cuba, podría ser una tónica, establecida en ligas de otros países entre voleibolistas extranjeros y naturales de la nación en cuestión.
Más allá del reglamento que se aplique, el voli debe recuperar su afición, y eso no se consigue con tan poco tiempo de desafíos entre ocho equipos, que son los armados en las condiciones actuales, para concentrar al máximo la calidad. Se ha mejorado el atuendo, la sala espirituana es atractiva, y el hecho de que los encuentros del torneo los analicen dos entrenadores del equipo nacional, según dijo el comisionado cubano, Jorge Sosa, trae al presente la necesidad de superar también a los técnicos, como es el caso de Nicolás Vives, ahora actuando en Dubái.
El sueño del voleibol de contar con una liga deberá esperar aún. No existen condiciones materiales para un evento itinerante por la Isla. Sigamos entonces poniéndole el máximo de calidad posible y corazón a este Campeonato Nacional.

















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