Sesenta años después, Pedro Chávez se paró en el cajón de bateo, y Jorge Trigoura, fuera de posición, pues jamás se vistió de pitcher, le lanzó la pelota, en el mismo terreno donde los dos siguen haciendo historia. Ellos fueron artífices, con el madero y con su actitud, del primer título mundial del beisbol cubano en Costa Rica, en abril de 1961, justo cuando la Patria también vencía al imperialismo en su osadía de agredir a una Revolución ya socialista.
Chávez y Trigoura fueron dos de los que entonces, en mensaje al Comandante en Jefe, expresaron su decisión de cambiar los bates por los fusiles, a los que el invicto barbudo les dijo: «su misión está allí para ganar el campeonato». Y cumplieron. Con esos recuerdos se abrió el partido homenaje al cumpleaños 60 de las series nacionales, entre el campeón nacional, Granma, e Industriales, el más ganador de esas citas, en velada que contó con la presencia de Jorge Luis Broche, miembro del Secretariado del Comité Central del Partido y jefe de su Departamento de Atención al Sector Social.
Riccardo Fraccari, presidente de la Confederación Mundial y Softbol, invitado especial a los festejos, homenajeó a Cuba, a su Federación de Beisbol, al Comité Olímpico y al estadio Latinoamericano y, además de Chávez y Trigoura, fue reconocido Julio Suárez, también fundador de las temporadas de pelota.
Para coronar el agasajo, Alazanes y Leones dieron un emocionante partido que no defraudó a la afición, jugaron como si estuvieran disputando el cetro de la serie que aún no empieza. Granma llegó al octavo con ventaja de 3-0, apoyado en su abridor Joel Mojena y en Raico Santos, con jonrón y cuatro anotadas, pero Industriales empató en ese acto, con cuatro jits y un boleto. Obligados al extrainning, con la regla Schiller, los monarcas se soltaron a batear y fabricaron ocho, coronadas con jonrón con bases llenas de Iván Prieto en el décimo para definir el 11-3 final.
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