ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
El atletismo tendrá, en el primer trimestre del año, 38 competencias. Foto: Roberto Morejón

Cuando un año, como este 2022, no contempla ni Juegos Centroamericanos y del Caribe, ni Panamericanos u Olímpicos, en el deporte suelen llamársele bye. La denominación los caracteriza como calendarios de poca exigencia, sin embargo, hoy el pequeño término del inglés ya no tiene la misma connotación.

El universo atlético ha cambiado tanto, que esos almanaques cada vez están más superpoblados de competiciones, por demás, de altos requerimientos. Hoy, la también gigantesca comercialización con la cual el deporte busca sufragar sus gastos, ha hecho aparecer sistemas clasificatorios extensísimos. Por esa razón, ya los 12 meses bye desaparecieron, pues están preñados de lides que abren las puertas a eventos cumbres, por lo que se necesita de constantes ajustes en la preparación del deportista. Sin contar que esos años, y 2022 (más de 20) no es la excepción, se desbordan de campeonatos mundiales.

Por ejemplo, el softbol masculino cubano comenzará, tan temprano como en el próximo mes, en el certamen panamericano de Paraná, Argentina, a recorrer la ruta en busca de un puesto para eventos relevantes. En esa cita continental, desde el 19 de febrero, lidiará por uno de los cuatro boletos al Mundial de Nueva Zelanda, en el aún lejano noviembre, y por uno de los cinco que lo asentaría en los Centroamericanos y del Caribe en mayo de 2023. Así le ocurre al baloncesto, cuya justa mundialista está pactada para el venidero año, pero durante gran parte de este, casi por diez meses, estaría desarrollando su clasificación en las llamadas ventanas FIBA.

Otra forma de buscar dinero a como dé lugar, aunque no cuente el jugador y sus cada vez más frecuentes puestas en forma óptima, es la idea de llevar cada dos años un evento como el Mundial de Fútbol, cuya mística pasa también por esperarlo cada cuatro. Y ahora se pretende implantar la idea en la Copa de Europa. En ambos casos, los argumentos se sustentan en que habrá ganancias económicas, claro, a costa de los que anotan los goles.

Para el atletismo, solo en su séptima versión de World Athletics Indoor Tour (conocida como temporada de invierno), en el primer trimestre de 2022 habrá 38 citas en 14 países de Europa, América del Norte y Asia.

Y como la COVID-19 también se ensañó con el deporte, nos vamos a encontrar con un 2023 con Juegos Centroamericanos y del Caribe y Juegos Panamericanos, solo separados por cinco meses. De tal manera, el diseño de la preparación para ambos es retador, y de seguro tendrá que bocetarse desde este ahora. Incluso para algunos deportes, como el beisbol, es más apremiante, pues debería tener esas dos cotas, más el quinto Clásico Mundial y el evento cumbre de su confederación mundial, el Premier-12.

La pelota tiene la ventaja de un certamen de larga duración en el país, más un segundo para concentrar la calidad, en los cuales deben fundirse los cimientos para encarar 2023.

En definitiva, aquello de año bye en el deporte ya dijo adiós.

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