
Hace más de tres años, en el momento de la reparación capital de la polivalente Ramón Fonst, de La Habana, su tabloncillo fue restaurado completamente con madera nueva y de calidad. Hoy se prepara allí el balonmano para los I Juegos Panamericanos Juveniles de Cali, Colombia. La obra venció no pocos obstáculos propios de la escasez, aunque no era un momento tan tenso como el de ahora, en el que, aun en esas condiciones, el organismo deportivo nacional continúa la recuperación de instalaciones.
Granma visitó, por aquellos días, la dirección del centro de entrenamiento Cerro Pelado, con la preocupación de que los seis terrenos y otras áreas de la Escuela Nacional de Voleibol se hallaban en pésimas condiciones: goteras en el techo, falta de iluminación, ventanales defectuosos y apenas se podía entrenar en dos de los seis rectángulos.
El entonces director del Cerro Pelado dijo que, después de terminar en la Fonts, inmediatamente se trabajaría en la Escuela de Voleibol. En ese tiempo, o tal vez un poco antes, fue mejorado el gimnasio principal y el comedor del centro, pero se fue quedando rezagada la restauración de los seis escenarios y la instalación, en general, hoy está necesitada de un rejuvenecimiento sustancial.
SOLUCIONES, NO LAMENTOS
Aun en esas condiciones, las preselecciones de las distintas categorías hacían sus entrenamientos, hasta que se interrumpieron por la pandemia y la suspensión del curso escolar. Arreglar el área de juego lleva muchos metros de madera de calidad, resistente y flexible a la vez, para evitar lesiones, pero si el objetivo es trabajar para recuperar el nivel de antaño, se debe contar con una instalación donde su ambiente contribuya a que sus alumnos se sientan bien, fomentando la buena educación, la sensibilidad y la disciplina.
Sergio Iglesias, metodólogo nacional, explicó que ya tuvieron una reunión con el Ministerio de la Construcción y aseguraron que se comenzará el desmontaje de los tabloncillos, tarea ardua, porque lleva en su base un complejo bastidor que, seguramente, presenta un alto grado de deterioro.
Esta reparación también debe inspirar a trabajar por la tan repetida superación de los entrenadores, pues los propios voleibolistas contratados fuera (hoy pasan de 40) critican que estamos atrasados en la concepción del entrenamiento, y hacer más por la captación de talentos, incrementando la atención en la base y en las EIDE. Son aspectos que necesitan de un orden metodológico, es decir, de ponerle ciencia para alcanzar la recuperación del deporte de la malla alta.
Esperemos que, una vez lista la escuela, tenga condiciones para asumir a más deportistas en sus preselecciones, para que, en la tarea, junto a los que regresen de sus contratos, enriquezcan el caudal y la calidad de los futuros equipos Cuba.

















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