Para conquistar la gloria que vivimos en los pasados Juegos Olímpicos de Tokio hay que vencer grandes retos. Sin esfuerzo, sacrificio y mucha creatividad, cualquier medalla carecería de brillo.
Una de esas batallas la libra ahora mismo el movimiento deportivo cubano, que correctamente ha definido como estratégica la celebración, en 2022, de los Juegos Escolares y Juveniles, sin ediciones en 2020 y 2021 a causa de la pandemia de la COVID-19.
Para tal propósito, la ciencia es la mejor aliada. José Antonio Miranda, director de Alto Rendimiento del Inder, aseguró en Granma, como parte del recorrido de las autoridades deportivas por todo el país que, aunque aún se estudian variantes de formatos, tras dos años de no celebrarse los certámenes más importantes de la reserva deportiva de la Isla, estos deben retomar protagonismo.
«Se impone dar continuidad a los diagnósticos diseñados para conocer a fondo sobre los impactos de la COVID-19 en esa masa de estudiantes atletas», dijo Miranda, quien agregó que «el propósito, a partir del mejoramiento de las condiciones higiénico-sanitarias del país, es encontrar una fórmula que garantice salidas competitivas a las principales figuras de esas categorías».
Recordó que la inactividad causada por la pandemia violentó la lógica de la progresión por rango de edades, a partir de que no pocos educandos ascenderán sin haberse probado en las citas nacionales de las categorías que abandonan, lo que requiere aplicar creativamente la estrategia concebida desde el departamento Técnico-Metodológico.
«Contar con las herramientas en manos de profesores que hicieron realidad el compromiso de mantenerse al tanto de sus atletas en esta etapa difícil, permite mirar con optimismo al reto por enfrentar», consideró Miranda.
Así, de reto en reto para conseguir las victorias, anda el deporte cubano, que en este periodo de recrudecimiento del bloqueo imperial y de azote del SARS-COV-2, sus propios atletas juveniles brillaron en el campeonato mundial de atletismo en Kenia; dos jóvenes de menos de 20 años se hicieron de un puesto en una final olímpica en el canotaje y luego alcanzaron plata en el evento del orbe de mayores; y esos mismos bisoños, en cifra de más de 200, tampoco han dejado de prepararse de cara a los I Juegos Panamericanos de la categoría, desde el próximo mes en Colombia.
Han sido los Juegos Escolares y el movimiento deportivo juvenil la fragua de más del 85 % de las medallas de Cuba en los Juegos Olímpicos, y ese es el protagonismo y la participación de nuestros niños y jóvenes que hoy se proyecta. Ellos son las futuras alegrías de nuestro pueblo, como las que vivimos en el pasado verano olímpico.

















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