
Él estaría en la alineación solo contra derechos, era la decisión de su director, pero se encargaría de convencerlo y, a batazo limpio, se ganó el puesto. «Hay que ponerlo ante cualquiera, está desbordado», dijo el mentor Carlos Martí, y el muchacho de Niquero no lo hizo quedar mal, tanto que decidió para su equipo el título de campeón de Cuba, con largo batazo, en el sexto juego de la final contra el campeón defensor Matanzas.
En el bate de Guillermo García estaba toda Granma, de Niquero hasta Jiguaní, desde Río Cauto hasta Guisa; con la pelota que incrustó contra la cerca del jardín derecho, con las bases llenas, en el noveno inning, viajaban los más de 820 000 granmenses, al grito de campeones.
Este sexto juego volvió a mostrar la tónica de la final, reñida, muy pareja, solo un desafío, el cuarto (15-5) se desbalanceó, tres se definieron por una y uno por dos carreras, porque Matanzas defendió su corona hasta con las uñas.
Granma es campeón por tercera vez en cinco años, entra en la selecta lista de diez equipos que tienen tres diademas, y su director, Carlos Martí, es el autor de esos tres triunfos, el noveno en lograrlo.
Si hoy levantan ese trofeo de ganadores fue porque ese experimentado timonel es un sabio, un hombre que impresiona verlo llorar tras la victoria, o después de escucharle decir que tiene tres agradecimientos especiales en un momento tan grande para él: «Al gran director de la pelota cubana, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz; a la afición de mi pueblo, Granma, y a los familiares de cada uno de estos jugadores que lo dieron todo sobre el terreno».
A sus 72 años se emociona como un joven, porque cree en ellos; porque es capaz de pensar como ellos y entenderlos, lo cual hace que esos muchachos beban de la experiencia que les tributa. Por eso me dijo una vez: «Los campeonatos hay que ganarlos antes, cuando sabes que ellos están convencidos de la misión».
Granma le ganó a Matanzas, a la COVID-19, ganó el campeonato, venció, a pesar de las ausencias de Lázaro Cedeño y Kelbis Rodríguez, puntales en la temporada, y le ganó a los pronósticos que respetaban al monarca defensor por encima del retador. ¿Cómo pudo? La respuesta está desde ese colectivo de dirección que supo armar un grupo de hombres, no de nombres, sabiendo que un conjunto de pelota no es un todos estrellas, sino ante todo cohesión, cual maquinaria perfecta, como la de un reloj, con mucha exactitud. Es la obra de quienes conducen los destinos de los peloteros, pues aglutinaron las virtudes para empastarlas en una marcha triunfal.

Martí sumó la velocidad de Roel y Raico Santos, con sus inquietos bates; la experiencia y la tenacidad de Carlos Benítez, el brazo de Alexquemer Sánchez, la utilidad de Osvaldo Abreu; las seguras manos de Yulián Milán, quien le entregó, ahora sin refuerzos en su posición de campo corto, la confianza a la defensa, la seriedad de Guillermo Avilés en la inicial, y la actitud de Iván Prieto. Le dio toda la responsabilidad a Guillermito, como él lo llama, y solo un hombre que actúa así, es capaz de recibir, de ese casi niño, el batazo del campeonato, para terminar como el más valioso de la final.
Por supuesto, se colgó del brazo de su gigante Lázaro Blanco, imbatible, incuestionable líder de su pitcheo y de su grupo; como un ajedrecista movió al resto de sus lanzadores para que todos, sin el abolengo del cañón de Yara, tuvieran tareas, como pasó con Eurlis Blanco o Joel Mogena, claves en la victoria de hoy, así como su relevista estrella, Carlos Santana, y el oportuno zurdo Miguel Paradelo. Quitémonos el sombrero ante los campeones, para decirles, pasen ustedes, Alazanes, sus majestades del béisbol cubano.
Y desde Japón, Alfredo Despaigne no se vistió con el traje de los Halcones, sino con el que siempre ha llevado puesto, el de Granma. Junto a él, creo que toda Cuba se sintió un poco hijo de esa tierra, cuna de la nacionalidad cubana, porque la pelota es eso, identidad cultural. Hemos tenido una serie larga, accidentada, detenida muchas veces, pero eximia por la actitud de sus peloteros, y emocionante por lo que entregaron granmenses y matanceros, dirigidos por otro erudito de la unidad, Armando Ferrer.
Es con este espíritu que hay que salir a buscar el boleto olímpico. Con ese ímpetu que nos mostró Granma, con los Santos, y Matanzas, con Drake y Mujica, Cuba tiene que sonar en Japón.
RESULTADOS DE LA JORNADA
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C |
H |
E |
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MTZ |
000 005 000 |
5 |
13 |
1 |
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GRA |
001 001 121 |
6 |
13 |
0 |
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G: Joel Mojena (11-7). P: Joel Suárez (7-3). Jr: Roel Santos |
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Ernesto dijo:
1
5 de abril de 2021
02:09:04
ramonGRM dijo:
2
5 de abril de 2021
08:44:17
Márcel Santana Docazal dijo:
3
5 de abril de 2021
08:44:31
kenia (la bayamesa) dijo:
4
5 de abril de 2021
08:53:35
Juan Carlos Cosme Silveira dijo:
5
5 de abril de 2021
09:42:17
pedro dijo:
6
5 de abril de 2021
10:07:22
Lisett Quintana García dijo:
7
5 de abril de 2021
15:55:23
Ennis solano dijo:
8
5 de abril de 2021
21:06:03
Lázaro Levantate y anda dijo:
9
7 de abril de 2021
20:17:31
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