
Semanas atrás comentamos el desempeño de los lanzadores zurdos, llegando a la conclusión de que no lo habían hecho del todo mal si no fuera por su falta de control. En esta oportunidad intentaremos analizar, aunque sea someramente, cómo se han comportado los pitchers derechos en lo que va de la 60 Serie Nacional, cuya etapa clasificatoria está llegando a su fin.
Existe una teoría de que los serpentineros derechos se desempeñan con superior eficacia en el montículo, debido, en lo fundamental, a que enfrentan un mayor número de bateadores de su mano. Hay otros especialistas que afirman la inexistencia de una ventaja, por el solo hecho de tener en frente a bateadores de la misma mano o, lo que es lo mismo, no creen en la teoría de zurdo contra zurdo a la hora de sacar a un relevista.
No creo en los que así comentan. Un solo ejemplo, Adiel Palma. El zurdo cienfueguero hizo galas de dominio casi absoluto durante el Preolímpico efectuado en Panamá en el año 2003, cuando enfrentó a una alineación de Canadá, donde las dos terceras partes de sus miembros eran zurdos.
Al terminar el torneo –en el cual Cuba clasificó junto a los representantes del país de los Grandes Lagos y fue eliminado Estados Unidos–, el sempiterno mentor de los norteños en multitud de eventos internacionales, Ernie Witt, comentó que, independientemente de la innegable calidad de Palma, sus jugadores no estaban acostumbrados a batear un rompimiento tan bueno como la slider de Palma, tirado por el ángulo de un zurdo.
188 DERECHOS
De acuerdo con la teoría antes mencionada, los pitchers derechos tendrían números muy superiores a los de sus homólogos de la otra mano. Pero no es así. En estos momentos les batean para un promedio de 295, muy alto si lo comparamos con otras ligas foráneas, y pocos puntos por encima de los zurdos.
Pero soy del criterio de que el problema principal estriba en el descontrol: 3 519 bases por bolas, solo 117 menos que los ponches propinados, son una muestra palpable de la falta de comando de la zona de strike de todos nuestros pitchers, ya sean derechos o zurdos, abridores, relevistas intermedios o cerradores.
Una gloria de la pelota cubana, Conrado Marrero, reconocido como un maestro a la hora de colocar la bola donde más daño le hacía al bateador, no se cansaba de afirmar que lo más importante para ganar en control es la repetición, es decir, lanzar, lanzar y lanzar, y perseverancia en el entrenamiento.
Sin embargo, existen buenos ejemplos. El camagüeyano Frank Madam acumula 93 ponches en 118 entradas de labor, 60 más que las bases otorgadas. El descontrol no es una enfermedad incurable. Su cura se llama: trabajo.
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