Una tormenta de bolas de 106 boletos, azotó ayer a la pelota cubana ( + Resultados y tabla de posiciones)

Matanzas y Granma, los dos líderes de la temporada cubana de béisbol fueron presionados por sus rivales, pero finalmente terminaron por imponerse para mantener el dominio de la cima de la campaña. La jornada, sin embargo, fue de las más aciaga de la lid para un pitcheo que ha perdido el colimador de la zona de strike, pues ayer se regalaron, en nueve encuentros, la exagerada cifra de 106 boletos, a un promedio de 11,7, casi 12 por desafío.

Soy un convencido de lo que afirman los conocedores del béisbol: batear es lo más difícil en este apasionante deporte. Pero también de lo que sostiene el profesor José Manuel Cortina: lanzar es un arte. Visto así, un artista no se hace de la noche a la mañana, entre otras cosas, porque sus cualidades, entiéndase el hecho de expresarlas, requieren de la escena real. En otras palabras, de mucho juego, de situaciones de enfrentamiento al bateador, desde edades tempranas. De esa forma desarrolla el pensamiento táctico y fija la zona de strike.

Si se llega a lo que se supone sea el torneo elite, nuestras series nacionales, con pocas experiencias de ese tipo, los serpentineros siempre van a intentar alejarle la bola al bateador, por temor a que este le conecté, y sobrevienen las transferencias libres para primera, y al final, como se dice en el argot, tienen que entrar por el medio, donde no duele. Resultado: excesivo castigo, y por eso la 60 Serie Nacional se ha mantenido con promedio ofensivo de 300, y a veces más.

Lo peor no es eso, sino que cuando nuestros bateadores van a encarar las demandas internacionales, que hoy presentan a monticulistas con muchas horas sobre la lomita, entonces se ven inofensivos o falta de respuesta frente a la exigencia.

Moraleja a lanzar se aprende lanzando, pero ante un bateador, no solo tirando muchos y diversos tipos de envíos en una sesión de entrenamiento, que por supuesto, desempeña, con el especialista del área, un rol insustituible, pero que no es el de enseñarlo. A este nivel, debió aprender antes.

Un claro ejemplo de lo anterior fue el partido entre Granma y Ciego de Ávila, ganado por los Alazanes (13-12) para mantenerse abrazados a los yumurinos en lo más alto de la tabla de posiciones. Un total de16 bases por bolas, tres pelotazos y 36 jits colocaron en circulación a la exagerada cifra de 55 hombres, de los cuales 25 pisaron home, frente a 11 serpentineros, seis por los perdedores y cinco por los granmenses.

Algo parecido ocurrió en el 5 de Septiembre, donde los cienfuegueros se llevaron el éxito por la ineficacia de la ofensiva de Industriales. Los azules pusieron en las almohadillas a 12 peloteros por boletos, a dos más por bolazos y a 11 por incogibles, lo que les propició tener cuatro veces las bases llenas, pero no pudo sacar provecho de la fragilidad del adversario y cayó por 10-9. Los pitchers de la capital tampoco salieron ilesos, pues además de los 15 indiscutibles que toleraron, mandaron para primera a seis por pasaporte expedito y a dos por la vía del dolor.

Muy diferente fue el comportamiento de los lanzadores espirituanos, quienes en nueve entradas solo bolearon a uno y aceptaron seis inatrapables en su duelo contra los cachorros holguineros, en juego en el cual el Gallo Mayor, Frederich Cepeda estampó la marca de 4 000 veces embasándose en series nacionales.

Ya Cepeda era el que más había llegado a los corredores, lo mismo por jits, boletos que, por pelotazo, desde el pasado 25 de noviembre, cuando arribó a 3 987, según las compilaciones de Benigno Daquinta, citadas por el colega Norland Rosendo, de Juventud Rebelde. En aquel momento, dejó atrás a Enrique Díaz, jugador de los equipos capitalinos —Metropolitanos e Industriales—, quien había cerrado su carrera con 3 984. En la actual contienda, el yayabero tiene 56 jits, ha recibido 71 transferencias y lo han golpeado dos veces, para 129 llegadas a los pasillos, indicadores que, por mucho, lo sitúan como el hombre de mejor promedio de embasados (OBP), con elevado 576.

El partido entre camagüeyanos y santiagueros no le cabía nada más, anotaron 21 carreras (12 los agramontinos y los de casa 9), se pegaron 29 jits, se otorgaron 12 boletos, hubo cuatro pelotazos. Lo único que faltó fue su majestad el jonrón, en una velada llena de números, pero para el olvido, pues se alejó de las esencias del béisbol. La victoria mantuvo a los Toros en el quinto peldaño y la derrota hundió a las Avispas hasta salirse de la zona de clasificación, que cierra Pinar del Río.

A quien si tuvieron que salir a batearle fue a Yoalkis Cruz, y sí, le dieron diez imparables y le anotaron cinco veces, pero como no regaló nada, ni boletos ni dio bolazos, su equipo, con esa potencialidad que ya lo tiene instalado en el cuarto puesto, con 32 victorias, hizo lo que mejor sabe hacer, aguarle la fiesta al oponente en el último capítulo. Precisamente, tres bases por bolas, un doble y un sencillo les permitieron a los Leñadores fabricar el trío de registros ganadores del noveno capítulo.

Mayabeque, que tomó posesión de la séptima plaza al vencer en nueve de sus últimas diez salidas, esta vez no se colgó de sus poderosos bates, sino de los brazos de dos de sus pitchers. José Norbelis Betancourt, en cinco entradas, y Marlon Vega, en cuatro, dejaron sin carreras a los pinareños, porque les permitieron solo cinco jits y solo cuatro vueltabajeros fueron boleados.

Hoy terminan las subseries de mitad de semana y le quedarán 20 choques a cada equipo, más los desafíos pendientes, y lo mejor que tiene este final es que no se ve la luz al final del túnel para los ocho equipos que avancen a la postemporada, que dará inicio el próximo 9 de enero.

RESULTADOS DEL MIÉRCOLES 2 DE DICIEMBRE

Ver tabla de posiciones