¡Increíble! Aunque los controles antidopaje detecten consumo de marihuana en Mike Tyson y Roy Jones Jr., ellos subirán el próximo sábado al cuadrilátero, en el Staples Center de Los Ángeles.
Ninguno de los púgiles retirados afrontará sanción por ser adicto a la «hierba», porque consumirla en California es legal, señala el sitio Boxing Scene.
Tyson se ufana de sus 16 hectáreas ubicadas a 60 kilómetros al sudoeste del parque nacional del Death Valley (Valle de la muerte, nombre muy sugestivo para esta ocasión), sembradas de cannabis, que le engordan su proyecto de construir un hotel de lujo y varias tiendas.
¿Para qué efectuarles test de dopaje a los peleadores si un resultado positivo no suspendería la velada? El pleito, por el que se deberá pagar para verlo por televisión, es anunciado como una «exhibición» que tendrá casi todas las medidas de un encarnizado choque profesional, según proclaman sus protagonistas.
No importa el podcast de Tyson en 2019 declarándose consumidor de marihuana; tampoco la burla a la ética deportiva y a los controles antidopaje; ni el mensaje torcido enviado a la juventud sobre el uso de drogas por atletas que se supone sean ejemplo; o el daño a la humanidad provocado por el tráfico y consumo de estupefacientes.
En ese ambiente, la bolsa de dinero vale más que la vida, así lo grita este combate del sábado.

















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