Tras viajar por tres divisiones (63, 66 y 74 kg) de la lucha libre cubana, Geandry Garzón entrena poseído por un propósito: disputar una medalla en los Juegos Olímpicos de Tokio.
El santiaguero se prepara ahora en los 74 kg, junto a su elenco en Sancti Spíritus, variante aplicada por este deporte toda vez que la pandemia imposibilitó hacerlo en La Habana.
La libre femenina y la greco se ejercitan en Ciego de Ávila y Camagüey, respectivamente. Antes de partir hacia territorio espirituano, Granma conversó con Garzón.
«Entrenar sin una pareja es incómodo, pues necesitas medir la fuerza técnica. Ante esa imposibilidad, guiado por el preparador Julio Mendieta, he realizado un esfuerzo doble, para afianzar la condición física», afirmó.
Para el campeón mundial juvenil de los 63 kg en Turquía-2002, «pese a que la lucha adopta cambios en su reglamento con regularidad, eso no ha sido un problema para mí.
«Estoy en condiciones de enfrentar cuatro o cinco combates en un día, algo muy agotador, atendiendo a las regulaciones actuales de las competencias».
El también ganador de preseas de plata y bronce en copas y campeonatos mundiales, reconoce que halló rivales de altísimo rango en Beijing-2008, donde en la tercera ronda perdió ante el georgiano Otar Tushishvili, por lo que fue a la repesca y terminó quinto.
«Clasifiqué para Tokio en el Panamericano de Ottawa, Canadá-2020, en marzo, por lo que pienso esforzarme al máximo para sacarme la espina de Beijing».
El experimentado gladiador conoce que hoy abundan los oponentes de calidad en el orbe, incluidos los estadounidenses, triunfadores en los torneos Cerro Pelado-Granma, organizados en Cuba.
Garzón ponderó los conocimientos de Mendieta, «un hombre muy observador, quien, aunque triunfemos en un evento, siempre encuentra algo nuevo para enseñarnos».
A sus 36 años, el indómito, junto al laureado grequista Mijaín López (38), es el más experimentado en las tres especialidades de la lucha local.
El también seleccionado entre los diez deportistas sobresalientes de Santiago de Cuba en 2019, agradece a la vida porque, «tengo una familia amplia, pendiente de mi entrenamiento y de mi salud. No puedo quejarme del tiempo que les dedico, sobre todo a mi esposa e hijo».

















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