Tres títulos olímpicos, igual cifra de galardones en copas mundiales, y dos oros en campeonatos del orbe, les ganaron a las voleibolistas cubanas un lugar cimero en el universo de este deporte.
La hornada de jóvenes que hoy integran la preselección nacional se saben distantes de retomar ese derrotero victorioso. De hecho, en los últimos eventos sus resultados han dejado insatisfechos a la afición.
Revertir esa situación es el objetivo del grupo de novatas quienes, como Ailama Cesé, buscan crecer en esta disciplina.
Desde Ekaterimburgo, Rusia, donde participará en su segunda temporada con el club Uralochka NTMK de la Súper Liga de ese país, Granma conversó con ella.
--¿Cómo resultó el debut 2019-2020?
--No pudimos terminar la Liga, por causa de la pandemia, aunque los organizadores determinaron entregar medallas y el Uralochka, con 13 partidos ganados y tres perdidos, terminó tercero. Ahora vuelvo al equipo, junto a la central Yamisleidis Viltres.
El mencionado conjunto lo dirige el veterano Nikolai Karpol, amigo de Cuba y quien mantuviera una larga relación con el laureado Eugenio George.
--¿Qué diferencia existe entre la preparación en Cuba y la que cumplen allá?
--Gracias a mis entrenadores en nuestro país, me voy convirtiendo en una voleibolista versátil. Allá soy atacadora auxiliar y en el Uralochka juego de opuesta, aunque prefiero la primera de esas posiciones. En Rusia profundizan en la técnica, la táctica y el desarrollo de habilidades; en Cuba insisten más en lo físico.
--Ser auxiliar exige, además de buen ataque, efectivo recibo y mejor defensa del campo.
--En esos dos últimos elementos debo trabajar, ganar confianza, teniendo en cuenta que, con solo 1,86 metros de altura, precisó dedicarle mucho esfuerzo al ataque, para burlar a bloqueadoras que superan los 1, 90 metros. Si no recibes con calidad, es difícil tener un pase que facilite la ofensiva, tras lo cual has de sumarte a la defensa. Todo viene en cadena.
--La afición está insatisfecha con los últimos resultados internacionales.
--Tienen razón. Solo avanzaremos trabajando duro, aprovechando las enseñanzas aportadas por los partidos que juegan los equipos donde hay cubanas contratadas, para compartirlas con el resto de la preselección. Somos muy jóvenes, yo tengo 19 años y llevo tres años en la escuadra cubana, pero eso no debe restarle al esfuerzo.
--¿Cómo te ve la familia?
--Ellos son mis críticos más exigentes. También siento un gran compromiso con mis profesores de la EIDE y de la preselección. Mis padres, abuela y tíos esperan, más allá de verme avanzar en el voleibol, que sea una persona de bien.
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