
«Desfile, alegría, cocina, grupos…». «Rica miel, en panal…». «¡Qué luz, qué aire, qué lleno el pecho, qué ligero el cuerpo angustiado!». Así anotó en su diario, el 14 de abril de 1895, José Martí, quien describió esa jornada, al reunirse con la guerrilla del comandante Félix Ruenes, como «Día mambí».
«Yo solo pensaba en ganar mi competencia. Tengo esa sangre en mis venas: una mambisa combate hasta el final».
Cuidar del Apóstol, y del Generalísimo Máximo Gómez, y conducirlo al encuentro con el General Maceo era tarea de grandes. Esa misión y su trascendencia pasaron de generación en generación en su familia: su nieta se hizo maestra; la biznieta, como él, cumplió y llenó de gloria a Cuba y a esos pueblos que aquel, al que su bisabuelo protegió, decía que con la independencia de su Patria impediría que se extendieran por las Antillas los Estados Unidos cayendo con esa fuerza más, sobre las tierras de América.

Mañana hará 40 años de que la biznieta de Ruenes peleó duró, muy duro, como él en la Guerra de los Diez años (1868-1878) y luego en la Necesaria, que organizó y dirigió José Martí. Y fue ella, María Caridad Colón, la que, el 25 de julio de 1980, encendió a América Latina, al proclamarse como primera campeona olímpica de la región. Tuvieron que pasar 84 años bajo los cinco aros para que el subcontinente viera subir a una mujer a lo más alto del podio.
No era la favorita, llegó con la quinta mejor marca entre las concursantes; allí había una verdadera constelación, encabezada por la bicampeona alemana Ruth Fuchs, y como si fuera poco, un terrible dolor en su espalda lumbar la tenía casi inválida dos días antes.
–¿Cómo lo recuerdas, 40 años después?
–Todavía me duele.
–¿Qué pasó?
–En Suiza, una semana antes, me lesioné. Yo tengo un padecimiento en la columna, y en esa lid se hizo crónico. En Moscú no podía sentarme ni levantarme. El 23 tenía que lanzar para clasificar a la final del 25; había que tomar una decisión.
–¿Cuál fue?
–Infiltrarme la zona de la dolencia. El profesor Álvarez Cambra me dijo: «Hay que hacerlo sin anestesia, te va a doler». Le respondí que iba a competir como fuera, «así que…». En la habitación de la Villa agarré una almohada y la mordí tan fuerte que creo la deshilaché; Juantorena y el fisioterapeuta me aguantaron y el profe realizó su trabajo.
–¿Y?
–Al otro día caminé, por primera vez, y de ahí para el estadio, clasifiqué y esperé el 25.
–¿Por qué no hiciste el calentamiento en la final?
–No quería que me pasara nada. Todas las rivales me miraban, creían que el estadio me había caído arriba, porque yo apenas me movía. Lo que no sabían era que en el primer disparo iba a poner lo de Ruenes por delante y ahí mismo acabaría todo.
Como lo dijo y lo planeó, ocurrió. La jabalina voló hasta el récord olímpico de 68,40 metros, para que nadie llegara tan lejos.
–Y ahora miembro del Comité Olímpico Internacional. ¿Cómo te queda el traje?
–Jamás pensé en nada de esto, como aspiración quiero decir; siempre he ayudado al movimiento deportivo; juego baloncesto, nadé en ríos, corrí; no puedo estar quieta. A mí me decían “motorcito” por eso, lo heredé de mi mamá, era igual. Vivo intensamente el deporte.
–Naciste el 25 de marzo y ganaste el oro olímpico un 25 de julio. ¿Es tu número de suerte?
–En la urss estudiaban muchos cubanos, y cada vez que levantaba la vista veía una bandera, tomaba la jabalina y aplaudían, vitoreaban. La emoción me colmaba, ellos fueron mi suerte. Además, aquel no era un 25 cualquiera, era julio. Y no podía quedar mal con el 26, iba a ganar, como ganó Fidel, para nosotros, la Patria que hoy tenemos. Aún estoy orgullosa de ese día, que también fue mambí».
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jose ramon gonzalez rey dijo:
1
24 de julio de 2020
08:13:37
villy dijo:
2
24 de julio de 2020
10:19:01
Saphira dijo:
3
24 de julio de 2020
10:46:07
Reynerio Saborit dijo:
4
25 de julio de 2020
13:57:39
MCCADM dijo:
5
26 de julio de 2020
10:37:35
ricardog dijo:
6
29 de julio de 2020
08:49:32
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