La humanidad conoce que los Juegos Olímpicos son un espacio para la confraternidad entre los más de 200 países presentes en cada edición. Sin embargo, ese no es el único entorno sobre la tierra capaz de propiciar un ambiente de hermandad en el campo deportivo.
Los atletas de clase extra, convocados a estos eventos (alrededor de 10 000 en cada clásico), son una ínfima parte de los millones de personas que habitan el planeta, a quienes el deporte no les llega por la inexistencia de políticas gubernamentales para expandir la actividad del músculo, en función de elevar su calidad de vida.
Aun cuando no se vislumbra con claridad en qué condiciones transcurrirán los pospuestos Juegos Olímpicos de Tokio, la Organización Mundial de la Salud (oms) y el Comité Olímpico Internacional (COI) firmaron un acuerdo para estimular la práctica deportiva y trabajar en favor de mejorar la calidad de vida de los seres humanos.
La oms estima que uno de cada cuatro adultos no es lo suficientemente activo, mientras más del 80 % de la población adolescente mundial es sedentaria, por lo que resulta impostergable incrementar la actividad física.
Los objetivos del acuerdo entre ambas organizaciones, rubricado en Ginebra, sede de la oms, pretenden promover programas deportivos de base y comunitarios con mayor alcance en las poblaciones, particularmente entre las niñas, las personas mayores y los discapacitados.
El coi solicita a los gobiernos del mundo que incluyan el deporte en sus programas pospandemia, por su importante papel en la prevención de enfermedades. «El deporte puede salvar vidas», ha dicho el presidente de esa organización, Thomas Bach, afirmación que se concatena con el criterio de Tedros Adhanom Ghebreyesus, titular de la oms, quien asegura que «no solo trabajamos para combatir las enfermedades, sino también en ayudar a las personas a realizar sus vidas más saludables».
Por sí solo, ningún país podrá enfrentar con éxito el desafío de la covid-19, se requiere de una colaboración mundial, más allá de cualquier diferencia política. Si caminamos acompañados, llegaremos más lejos, la realidad lo está demostrando.
CUBA ES UNA ABANDERADA
Desde el mismo nacimiento de su Revolución, nuestro país promueve el ejercicio físico como medio para propiciarles a los cubanos una existencia saludable, a pesar del bloqueo de Estados Unidos, impuesto también a la adquisición de implementos necesarios para la actividad deportiva, los cuales la Isla debe comprar en mercados lejanos y a precios incrementados.
La labor de sumar a los niños, jóvenes y ancianos a la ejercitación regular, la creación de los Juegos Escolares y Juveniles, el fomento del deporte en las zonas rurales, la organización de maratones populares, la fundación de los círculos de abuelos, los gimnasios biosaludables diseminados por el país, y la ampliación del espectro de disciplinas contempladas en el programa competitivo del Inder, son empeños que siempre han apuntado, como objetivo primordial, al mejoramiento de la salud del pueblo. De esa diversidad surgen los atletas hacia el alto rendimiento y los Juegos Olímpicos.
Prueba reciente de ese espíritu en favor del deporte es la firma del convenio entre el Inder y el Ministerio de Educación, con el interés de revalorizar las clases de Educación Física y, en particular, incrementar la cantera de talentos infantiles seguidores del béisbol, pasatiempo nacional para el que el Inder se ha fijado tareas por tal de preparar un espectáculo superior en la próxima 60 Serie Nacional.
Aun cuando autoridades de la Salud a nivel internacional no descartan que el relajamiento de las medidas de protección puede conllevar a rebrotes de la pandemia en distintas partes del mundo, algunas ligas profesionales han vuelto, con limitaciones de público, al campo de juego. Respetar las medidas de prevención es vital, ojalá no asistamos a un retroceso en el tratamiento de la pandemia en el planeta, porque por falta de advertencias no será.
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