La triatlonista Leslie Amat tenía grandes posibilidades de alcanzar un boleto a Tokio-2020 y para ello se preparaba, cuando la covid-19 abrió el compás de espera en el deporte.
La capitalina, de 27 años, dio sus primeros pasos a los cinco, en el nado sincronizado y, una vez miembro del equipo nacional, con 14 primaveras, alcanzó el quinto lugar en los Panamericanos de Río de Janeiro-2007, en la especialidad de conjunto.
Hoy, la alumna del profesor Dioseles Fernández es la principal figura del triatlón cubano. En el justo momento de la pausa competitiva, Granma conversó con ambos.
«Mantenemos vivas las esperanzas de la clasificación olímpica, existen opciones y no renunciamos. Leslie ocupaba el segundo lugar en la lucha por el boleto nueva bandera (se le otorga a una triatleta por continente), detrás de la argentina Romina Biagioli, quien tiene grandes
posibilidades de obtener su cupo por clasificación directa», explica Fernández.
Con Leslie, quien posee una fortaleza mental increíble, indagué cómo surgió la idea del video que ha circulado por las redes sociales, en el que se ve entrenando en su domicilio.
«Al verme imposibilitada de hacerlo en las instalaciones deportivas, con mi entrenador tomé esta decisión y me ha ido muy bien. Quiero transmitirle a la gente que es importante continuar con la vida, pero siendo disciplinado, cumpliendo las medidas orientadas», precisó.
–¿Cuánto te puede afectar sicológicamente, esta pausa?
–Me choca un poco, porque ya lo teníamos todo diseñado y el próximo 11 de mayo conoceríamos el resultado de tanto sacrificio por el boleto olímpico. Espero que después que pase esta situación den un tiempo para prepararnos, ya que algunas sí pueden mantenerse haciendo sus rutinas cotidianas, pero otras no. Confiamos en eso», concluyó.
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