ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Mónica Puig, única medallista de oro de Puerto Rico, ganó en Río de Janeiro 2016. Foto: HOYLOSANGELES

La alarma del movimiento deportivo de Puerto Rico ensombrece el panorama del músculo en esa isla. A cinco meses de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Tokio, las autoridades de la hermana nación claman por el recurso económico que les permita costear gastos de cara a la justa cuatrienal.

Viviendo de líneas de préstamos bancarios para hacerle frente a la preparación de sus deportistas rumbo a la cita que romperá el 24 de julio próximo en la capital nipona, Sara Rosario, titular del Comité Olímpico de Puerto Rico (Copur), dijo a Telemundo que el presupuesto gubernamental destinado para la actividad deportiva ha descendido un 60 % en los últimos tres años.

La situación no solo crea inseguridad acerca de la participación de la delegación boricua en Tokio, sino que ha propiciado el descontento entre atletas dependientes de la ayuda de Copur, ya que tres cuartas partes de los fondos manejados por esa entidad proceden del Gobierno.

No le es ajeno este panorama al pueblo puertorriqueño, que sufrió la devastación del huracán María en 2017, causante de la muerte de unas 3 000 personas y miles de damnificados, dejando una economía en ruinas, agravada por recientes terremotos. De ahí que hoy los más de 40 deportistas que Puerto Rico aspira llevar a Tokio sean presa de la incredulidad, por cuanto la propia Sara Rosario ha expresado que un pasaje de avión para Japón tiene el alto costo de 3 000 a 4 000 dólares.

Aunque la presidenta de Copur afirmó que para buscar los fondos necesarios no dudará en solicitarle una reunión a la gobernadora de la Isla, Wanda Vázquez, la encrucijada en la que se halla hoy ese movimiento deportivo es una de las tantas penurias que padece el país, como consecuencia de su estatus de estado libre asociado al cual lo ha sometido Estados Unidos.

Desastrosa paradoja la que se expresa en diferentes aristas de la vida cotidiana. Y mientras las Grandes Ligas del béisbol profesional estadounidense presionaron para dejar a Cuba fuera de la Serie del Caribe, sus organizadores insistieron en que el evento en San Juan debía transcurrir con éxito, sin tropiezos ni protestas relacionadas con la situación del pueblo. Después de tanta hipocresía, ahora Estados Unidos tuerce la cara hacia otro lado y ni siquiera habla de cómo ayudar a los cientos de deportistas puertorriqueños con aspiraciones de clasificar para Tokio 2020.

MODESTAS DELEGACIONES

La historia de Puerto Rico en los Juegos Olímpicos comenzó a escribirse en 1948, y debió competir en 18 ediciones de estos eventos para ganar su primera medalla de oro en Río de Janeiro 2016.

Fue la tenista Mónica Puig, nacida en San Juan, quien a sus 22 años aportó esa primera diadema dorada, que hasta hoy está acompañada por dos galardones de plata y seis bronceados, como botín total en las mencionadas lides.

Sin mayores aspiraciones, su deporte siempre ha comparecido con reducidas delegaciones a las magnas citas.

Nos separan pocos meses para que inicien los Juegos de Tokio. Ojalá al fin ondee, entre todas las banderas participantes, la de Puerto Rico.

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