La gloria de vivir para el béisbol

Camagüey.–No precisamente dotado del biotipo «ideal» para desempeñarse en primera base, Felipe Sarduy Carrillo supo labrarse, a fuerza de talento, disciplina y entrega en el terreno, un camino de éxitos durante 21 series nacionales, incluida cerca de una decena de eventos internacionales de primer nivel.

Ya con 75 años de edad, viste aún el uniforme rojo-azul del equipo de su provincia: «Estaba alejado, no del béisbol, sino de la práctica diaria. Al ser llamado por Miguel Borroto, no lo pensé dos veces y aquí estoy».

–¿Cómo valora la actuación de Camagüey?

–Debo reconocer el rendimiento que tuvieron los jóvenes, y el equipo en su totalidad, durante la primera etapa de la  Serie, por la disciplina y la dedicación con que han competido.

–Se le ha visto muy emocionado en estos días de fiesta beisbolera aquí.

–Lo que más me emociona es ver el estadio repleto, la manera en que la afición ha disfrutado el campeonato regular y el Juego de las Estrellas, fruto del desempeño del equipo.

–¿Considera acertado el pedido de los refuerzos para los «Toros de la Llanura»?

–Se hizo con tiempo suficiente una minuciosa evaluación sobre cómo completar el equipo, a partir de la ausencia, durante los primeros 18 juegos, de tres de nuestros mejores abridores y del cuarto bate y capitán Alexander Ayala.

«Además de medir sus resultados, tratamos de incorporar a atletas que tengan afinidad con los nuestros y se adapten rápido al sistema de juego y de dirección».

–Usted fue reconocido por haber integrado el equipo que hace 50 años ganó en Quisqueya el primer Campeonato Mundial tras el triunfo revolucionario. ¿Qué virtudes reunía aquel conjunto que ustedes cultivan hoy en las nuevas generaciones?

–Lo primero era el colectivismo, el juego en equipo. Como no poseíamos entonces un bateo de largo metraje, pusimos la velocidad y otras habilidades en función de la victoria sobre los estadounidenses. Después que hicimos las carreras, supimos defenderlas y logramos el histórico campeonato.