Matanzas.–El orgullo ilumina el rostro de Andy Cruz cuando le hablan de su madre Vivian. «Es lo más grande para mí», dice sin vacilar al referirse a ella.
Vivian estaba hospitalizada cuando su hijo discutió el cetro ante el estadounidense Keyshawn Davis, a quien venció por 5-0, único título de Cuba en el Mundial de Boxeo celebrado en Ekaterimburgo, Rusia.
«Quiso que me ocultaran la noticia, pensó que podía desconcentrarme y restarme ímpetu en el ring. Y me alegro, porque ella es mi inspiración, mi todo», explicó.
Andy Cruz es un muchacho afectuoso, de muy buen carácter. Coincidimos en un lugar cercano al parque de la Libertad, cuando iba acompañado de su novia Patricia. Fue la oportunidad para conversar con el mejor boxeador cubano de la actualidad.
–Como en los Panamericanos de Lima, fuiste nuevamente a la final ante el estadounidense Keyshawn Davis.
–Es un boxeador con amplio accionar técnico y muy inteligente. Esta vez se cuidó más, quizá demasiado conservador, y eso me favoreció. Es uno de los más exigentes del mundo en el peso ligero welter (63 kg).
–¿Quién es el púgil cubano ya retirado con el que más simpatizas?
–Han existido muchos y muy buenos en todas las épocas. De niño me gustaban los combates de Mario Kindelán, por su técnica y limpieza. También me impresionaban el gran Teófilo
Stevenson y Adolfo Horta, un hombre que disfrutaba en el ring, con una velocidad increíble.
–¿Cuál es tu mejor estrategia en una pelea?
–Mi mejor estrategia es la mente. No se trata de dominar todos los golpes del boxeo, desplazarte bien, lo determinante es saber en qué momento hacer las cosas. La riposta es mi arma favorita, cuando logras que tu rival falle y tú le conectas, se ve claramente la ventaja. Tienes que convencer con más golpes que el oponente.
–¿Qué viene en lo adelante?
–El clasificatorio olímpico en Argentina, en unos meses. Allí estarán los mejores de cada división buscando ganar el boleto para Tokio 2020.
–¿Cómo ves la medalla de oro olímpica?
–El Mundial fue un medidor esencial, la medalla de oro olímpica simplemente no puedo dejar que me la quiten, es como lo veo. El reto está en seguir entrenando fuerte para mantener mi velocidad de manos y piernas, sobre todo las piernas, pues son las que me ayudan a desconcentrar a los contrarios.
–¿Cómo se te ocurrió lo del bailecito al saberte campeón?
–De pequeño lo hacía, pero ya de mayor me daba un poco de pena. Lo retomé de nuevo en el Mundial de Hamburgo 2017.
–Siempre bailas reguetón, ¿por qué no un guaguancó o una rumba? Naciste en Alacranes, en el perímetro de Unión de Reyes, tierra de Malanga, el rumbero mayor.
–Siempre tiro un pasillito distinto, pero no había pensado en eso, lo voy a tener en cuenta para Tokio.
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Ramon dijo:
1
30 de septiembre de 2019
08:47:26
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