La memoria de los Juegos Panamericanos de Lima estará marcada por los momentos más espectaculares, en los que estuvieron involucrados, con un protagonismo relevante, atletas cubanos.
- Los que hemos vivido en esta época tendremos el privilegio en el futuro de haber sido testigos de una hazaña deportiva que nunca antes había ocurrido en el deporte cubano y de contarles a las futuras generaciones este acontecimiento. Cinco reinados en una disciplina individual se dice fácil, pero solo se logra cuando se posee un talen- to sobrenatural, combinado con la consagración y entrega necesarias que permitan mantenerse tantos años en la élite mundial. Mijaín López parece vencer a sus rivales sin esforzarse en exceso, pero lejos de lo que puede significar la trascendencia de sus resultados sobre el colchón, él es un símbolo de Cuba y no solo en lo deportivo. Nuestro abanderado nos regaló un triunfo que, si bien no fue del todo emocionante por lo fácil que lo logró (incluso sin que le marquen puntos en toda la justa), merece ser destacado por el nivel de expectación suscitada, no solo dentro de la Isla.
- La discóbola Yaimé Pérez llegó a la discusión de la medalla de oro (tras dominar la temporada atlética) con ribetes de favorita, y tuvo que emplearse a fondo para hacer valer esta condición. Luego de comenzar delante en la prueba, por el camino encontró el escollo de una brasileña que estaba en su día de gracia, y la obligó a reducir a un lanzamiento la posibilidad de coronarse. En ese último envío Cuba estaba pendiente al círculo de lanzamientos, muchos repasaron en su mente la rutina técnica de la santiaguera, respiraban a la par de «la rusa», aplaudían, se inquietaban unos, otros se mostraban confiados, al final el disco alcanzó volar lo necesario para destrozar el récord panamericano y proclamarse Yaimé campeona.
- Un deporte en el que la Mayor de las Antillas era potencia en el área, la esgrima, regresó a lo más alto del podio, y lo hizo a través de su equipo de espada masculino (Yunior Reytor, Reynier Henrique y Luis Enrique Patterson), que derrotó por el oro al seleccionado de Argentina 45 toques por 33. Pero el acontecimiento que los colocó entre los hitos de los Juegos para nuestro país no fue justamente el enfrentamiento por el título. La disputa en semifinales frente al elenco de Venezuela, integrado por los hermanos Limardo (Rubén, Jesús y Francisco), por un puesto en la final, tuvo un rigor digno de un combate de nivel mundial. El tope particular que más relevancia alcanzó en la prueba por equipos fue el escenificado entre el campeón olímpico de Londres, Rubén Limardo, y el talentoso santiaguero Yunior Reytor. Este enfrentamiento contaba con el antecedente del choque en la prueba individual, que fue disputado de manera intensa y concluyó con victoria para el venezolano. En el global, el tope marchaba con ventaja en las postrimerías para los morochos; sin embargo, Reytor, de manera sensacional, logró empatar el match y finalmente llevarse la victoria en punto de oro.
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