En la actual sexta edición del Campeonato Nacional de Béisbol, categoría Sub-23, a pesar de haber comenzado hace muy poco, la cantidad de pelotazos propinados hasta el pasado jueves 2 de mayo llegó a 197, una cifra extraordinariamente alta que bien pudiera convertirse en récord de continuar los niveles de falta de control de nuestros lanzadores.
Repasemos primeramente la cantidad de pelotazos propinados en las anteriores cinco ediciones del Nacional. Ya en 2014, primer año de la justa, el número de golpeados por un envío llegó hasta 370, llamativo teniendo en cuenta que esa edición inicial contó con solo 28 desafíos por participante. La Isla de la Juventud (31) y Villa Clara (30), encabezaron este departamento.
Un año más tarde, en 2015, con el formato de 36 desafíos por equipo, el total se elevó hasta 507, y Granma ocupó el primer lugar (48). En 2016 se volvió a elevar la cifra, hasta 561 y hubo un líder absoluto, la Isla, con 52. Y en 2017, de nuevo la suma fue hacia arriba, superando a todas las anteriores ediciones al propinarse 618 pelotazos. Los guantanameros ganaron la cima, nada menos que con 65 golpeados.
El pasado año, cuando se programaron 40 juegos para cada elenco, se redujo la cifra a 608 y otra vez los Indios del Guaso ocuparon la cima, 56. En esta temporada ya vamos por 197, sin incluir los partidos de este viernes, en un total de 84 juegos, es decir, 2,35 pelotazos por encuentro, lo cual pudiera traducirse al final en una nueva marca.
El problema consiste en que nuestros lanzadores jóvenes que compiten en este evento no han aprendido a lanzar adentro, no tienen el debido control para separar a un bateador cuando está encimado a la goma o simplemente para trabajar en zigzag, una vez en la esquina de afuera y otra adentro.
Un monticulista estelar de la talla de Tom Seaver (1967-1986), ganador de 311 juegos en Grandes Ligas con 2,86 de pcl y 3 640 ponches, afirmaba en su libro Lanzando con Tom Seaver que, si la zona de strikes tiene 17 pulgadas de ancho, se hace necesario lanzar a uno y otro lado, de lo contrario las posibilidades de dominar al bateador se reducen considerablemente.
Si en estos momentos el promedio de carreras limpias del Nacional Sub-23 es de 4,66, casi cinco carreras, es en buena medida por la falta de control de los serpentineros, muy especialmente cuando se trata de utilizar un lanzamiento pegado. Otra «asignatura pendiente» de nuestro béisbol que urge resolver.
LOS PRIMEROS DESAFÍOS
En los pocos días de vida de la sexta edición del Nacional de Béisbol Sub-23, ya más de un equipo comienza a sobresalir. Ese es el caso de Matanzas, cuyo paso preocupa al resto de sus rivales pues los yumurinos, dirigidos por Arlex Vázquez, hasta este jueves sumaban ocho triunfos en las primeras 11 salidas, para dominar el grupo b, aunque los sorprendentes cienfuegueros (7-4) andaban detrás, separados de Villa Clara (4-7) y Mayabeque (3-8).
Ocho triunfos sumaban también los Tigres avileños para dominar la llave c, donde se debaten Sancti Spíritus (6-5), Camagüey (5-6) y Las Tunas (3-8). Teníamos empate en el a, con el actual monarca, Isla de la Juventud, y Pinar del Río (7-4), pero el Habana (5-6) no iba muy alejado, en tanto Artemisa acopiaba 3-8.
Finalmente, en la más oriental de las divisiones, la d, se observaba como una gran sorpresa el primer lugar ocupado por un habitual colero, Guantánamo, con seis triunfos y cuatro reveses, escoltado por Holguín (4-3) y Santiago (3-3), aunque la subserie entre estos dos últimos fue suspendida y será necesario efectuarla posteriormente. Granma andaba en el fondo con 4-7.
En cuanto a los líderes individuales, el puntero en average, hasta el jueves, era el avileño Michel Arteaga, con 545 (seis jits en 11 turnos), mientras dos jugadores empataban en cuadrangulares: el matancero Ronney Muñiz y el avileño Lázaro Martín, con tres. En el pitcheo, el santiaguero Adrián Sagarra iba como puntero con dos juegos ganados y 0,00 en 14,2 entradas lanzadas.
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ruben dijo:
1
6 de mayo de 2019
11:25:04
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