Las dos caras de una moneda

Cuatro anotaciones tuneras en la segunda entrada no presagiaban nada bueno para Villa Clara. Pero el béisbol no es predecible, tiene sus caprichos, y la diosa de la victoria no le sonríe siempre al mismo rostro. El del martes era uno muy distinto.

A Freddy Asiel le costó mucho trabajo arribar a cien victorias. Es lo que se dice un lanzador «fatal», cuando él está en el montículo muchas veces su equipo no produce. Y el martes parecía un poco más de lo mismo con los Leopardos bateando solamente un par de jits y Asiel enredado al máximo, con 91 lanzamientos hacia el plato en solo cinco entradas.

El revés era el zurdo Yoanni Yera, un ponchador que tira recta, cambio de velocidad y slider lo mismo contra zurdos que contra derechos y, a pesar de retirar a muchos por la vía de los strikes, no acostumbra a gastar envíos, solo 69 al llegar al quinto capítulo.

A pesar de todos estos inconvenientes, los Leopardos de Eduardo Paret seguían luchando, animados por un público que no perdía el entusiasmo, convirtiendo al Augusto César Sandino en hogar de una fiesta beisbolera, lo cual sería ideal si ocurriera durante toda la campaña.

Y en el sexto episodio todo cambió. No solo fueron las seis carreras con siete jits. Primera vez que dos bateadores como Danel Castro y Yosvani Alarcón reciben cada uno tres ponches en un mismo juego. Primera ocasión en que dos jardineros estelares a la defensa, Yunieski Larduet y Jorge Jhonson, cometen errores, y un tercero, Andrés Quiala, deja caer un elevado que casi tenía en el guante.

¿Punto de inflexión en el partido? La jugada en home en la que Yurién Vizcaíno se le fue por un costado al receptor Yunieski Alarcón, cantada out por el árbitro y quieto después al ver la reposición en el Latinoamericano. Fue la carrera de la ventaja con un solitario out en la pizarra.       

Lo demás ya es historia. Primer triunfo de los Leopardos cuando ya se hablaba hasta de barrida. Todavía queda juego en el Sandino. Y, quizá, hasta en el Mella. Parece ser que en el béisbol la Diosa Fortuna no le sonríe siempre al mismo rostro.