No es el primer desaire lanzado al rostro de Donald Trump por deportistas. Y aunque ripostó diciendo que otros equipos han aceptado sus invitaciones a la Casa Blanca, no convenció a los integrantes del elenco Philadelphia Eagles, titular del fútbol americano, para que le hicieran la segunda en su reino washingtoniano.
Asiduo a Twitter, el mandatario afirmó esta semana que el conjunto fue «invitado a la Casa Blanca. Desafortunadamente, solo una pequeña parte decidió venir, y nosotros cancelamos el evento».
Abundan los desencuentros en esta historia de Trump vs. la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL), desde que en agosto del 2016 el mariscal de campo del conjunto San Francisco 49ers, Colin Kaepernick, se arrodilló en el terreno cuando se escuchaba el himno de Estados Unidos, como protesta por los desmanes contra la población afronorteamericana.
Stephen Curry, estrella del baloncesto profesional norteamericano (NBA), quien ahora mismo tiene opciones de ser el Jugador Más Valioso de la temporada a punto de concluir, renegó de la invitación extendida por Trump para que su equipo campeón de la liga 2017, los Golden State Warriors, lo acompañaran en la Casa Blanca. Preferimos pasear por Washington, sería más atractivo, afirmó entonces Curry.
También LeBron James, líder de los Cavaliers de Cleveland, que por estos días disputan el gallardete a los Warriors, lució meses atrás en uno de los partidos un par de zapatillas con la palabra «Igualdad» cifrada en la parte trasera, en señal de protesta.
Mala memoria la del Presidente. ¿Olvidó que el pasado 22 de septiembre, en un discurso pronunciado en Alabama, llamó «hijos de puta» a quienes en la NFL se arrodillaban ante la bandera, en lugar de saludarla de pie y con la mano derecha puesta sobre el corazón?
En más de una oportunidad, los deportistas que llevaron a cabo esas demostraciones argumentaron que no eran un rechazo a los símbolos patrios, sino una expresión del desacuerdo ante los maltratos racistas, pero Trump ripostó insistiéndoles a los dueños de equipos para que los dejaran fuera de sus nóminas.
Incluso, en el primer momento de esta porfía, Roger Goodell, comisionado de la NFL, ante las presiones del inquilino de la Casa Blanca, respondió que no existía en el reglamento de la NFL una cláusula de castigo para esas reacciones. Sin embargo, hoy es otra su postura, pues si el jugador protesta en la línea lateral, lo multarían a él y a su equipo, decisión puesta en vigor sin consultarla con la Asociación de Jugadores de la NFL.
Por supuesto, a Trump le agradó la puesta en escena de lo antes mencionado, en tanto el propio Goodell, intentando moverse entre dos aguas, admitió que los futbolistas opuestos a la medida pudieran permanecer en los vestidores durante la ceremonia de apertura de los partidos.
No se borra la memoria. Las presiones de Trump han llegado embaladas hasta en discursos irrespetuosos como el de Alabama. Entonces, si tira piedras, no le devolverán flores.
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Pedro dijo:
1
6 de junio de 2018
08:05:28
La cubanita dijo:
2
7 de junio de 2018
21:29:23
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