De la poderosa «industria» cubana de pesos pesados en la lucha grecorromana nos llega su último «producto». Una pieza de alta clase que da continuidad a esta línea, de donde salieron hombres de la talla del titular olímpico de Barcelona 1992, Héctor Milián, y el triple campeón bajo los cinco aros, Mijaín López.
Esta marca durante décadas ha distinguido a nuestro país en la escena internacional y ahora se enorgullece con un joven capitalino de solo 24 abriles, quien ostenta el mérito de haber sido el mejor gladiador del año 2017 en la Mayor de las Antillas, reconocimiento notable, pues hablamos de una de las naciones potencia mundial en este deporte.
Oscar Pino fue medallista de bronce en los 130 kilogramos durante el Campeonato del Mundo de París 2017 y ahora enalteció la 51 edición del Torneo Internacional Cerro Pelado-Granma de Lucha.
–La pasada temporada representó un salto en tu carrera y desde ahora las metas futuras deben ser más ambiciosas...
–Ser el luchador más destacado del año me ha traído más responsabilidad, no solo con mi familia y con el equipo, sino con todo el país. Tengo que trazarme nuevos horizontes, triunfar y alcanzar mayores éxitos, quiero ser campeón mundial e imponerme en todos los eventos donde participe.
–¿Cómo valoras la actual versión del Cerro Pelado-Granma en la lucha greco?
–Se cumplió el objetivo principal: probar todo nuestro arsenal técnico a tono con los cambios en el reglamento que se aplicaron para el año 2018. Probamos distintos movimientos, tanto en la posición de arriba como en el suelo, y eso posibilitó que se desarrollaran combates muy atractivos, con técnicas excelentes. Como es un certamen que otorga puntos para el ranking, asistió un grupo importante de países con atletas de nivel, por ejemplo, los húngaros y los estadounidenses, estos últimos con un equipo donde sobresalen algunos
campeones mundiales juveniles.
–Detállanos estas modificaciones al reglamento.
–Los cambios son sencillos, al pasar los dos primeros minutos del periodo inicial, le aplican pasividad al luchador que tenga menor actividad sobre el tapiz. Este se coloca arriba o abajo en dependencia de donde decida el rival. Igualmente se amonesta por un punto. La misma regla se pone de manifiesto en el segundo tiempo, una vez pasado un minuto y 30 segundos de combate. En la pasividad, el atleta a la defensiva ya no se coloca en la posición de
cuatro puntos, ahora se acuesta en el suelo boca abajo y completamente estirado, mientras el que va a la ofensiva se pone arrodillado de lado y con las manos en los omóplatos del oponente.
–Más difícil ahora…
–Claro, el hombre está tendido sobre el suelo. Anteriormente en cuatro puntos tenías la posibilidad de agarrar la cadera para que no se te escapara, había una pequeña ventaja para el luchador a la ofensiva.
COMENTAR
Responder comentario