ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
El Comandante en Jefe Fidel Castro asciende por la escalerilla del buque Cerro Pelado para darle la bienvenida a la delegación cubana asistente a los juegos de San Juan 1966. Foto: Archivo

La delegación a los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Jamaica 1962 –primeros en los que compitió Cuba después de 1959– sorteó los obstáculos que pretendían impedir su participación, mas la que asistió a San Juan, Puerto Rico 1966, silenció a vulgares demonios.

Los días precedentes a la cita en tierra borinqueña, del 11 al 25 de junio, transcurrieron en nuestro país caracterizados por la intensa preparación del pueblo ante la amenaza de otra agresión armada de Estados Unidos, situación agravada tras el asesinato perpetrado desde el territorio ocupado por la ilegal base naval en Guantánamo que tronchó la vida de Luis Ramírez López, el 21 de mayo de 1966. El joven combatiente de la Brigada de la Frontera fue el segundo mártir tras Ramón López Peña, ultimado el 19 de julio de 1964.

Estos hechos eran parte de una escalada de presión sobre la Isla alimentada por el Gobierno estadounidense.
Al unísono con estas amenazas yanquis, el paso del ciclón Alma en mayo por el occidente de la Isla y sus daños obligaban a dedicarle atención a la recuperación. Así, y frente a los mil y un obstáculos interpuestos por Estados Unidos, Cuba participó en los Juegos Centroamericanos de San Juan, Puerto Rico 1966.

EL BARCO DE LA DIGNIDAD

Varias opciones valoraron las autoridades deportivas cubanas para llegar a tiempo a la inauguración, el 11 de junio en el estadio Hirám Bithorn. La más sorprendente para los norteamericanos apareció cuando el 8 del propio mes zarpaba desde Santiago de Cuba el barco Cerro Pelado.

Asi desembarcaron nuestros atletas para competir en San Juan, Puerto Rico. Foto: Archivo

La nave, capitaneada por Onelio Pino, quien en 1956 trajo desde México el Granma y a sus expedicionarios comandados por Fidel Castro, se acondicionó para la transportación de los deportistas, quienes entrenaron en su cubierta durante la travesía de 36 horas.

Asediados por vuelos rasantes de aviones estadounidenses, tiraron ancla en aguas internacionales, a cinco kilómetros de San Juan, como alternativa a lo impuesto por la administración norteamericana de que no atracaran en puerto seguro.
José Llanusa, titular del Inder y jefe de la delegación, leyó a bordo la Declaración del Cerro Pelado, en defensa del derecho de Cuba a participar en el evento.

Conocida es la hazaña del desembarco y, aunque no todos los integrantes de la comitiva llegaron a tiempo para desfilar en la inauguración del clásico, como paliativo a la tardanza en recibir los implementos deportivos y maletas, surgió la mano amiga de distintas naciones que como República Dominicana prestó sus equipos para que los boxeadores entrenaran.

Entusiasta, el pueblo boricua les dio la bienvenida a los cubanos, deseoso de verlos competir en buena lid, pero hacia allí dirigió sus pasos la contrarrevolución, sumando a mercenarios radicados en Puerto Rico, los importados desde Miami, Nueva York y otras ciudades, dispuestos a incitar a la deserción a los recién llegados.

Aun así, en la competencia brilló el oro del bólido antillano Enrique Figuerola en los 100 metros planos, al cronometrar 10,2 segundos. Fue tercero en los 200 al detener los relojes en 21,5 segundos, y repitió el bronce en el relevo 4x100, junto a Félix Eugellés, Juan Morales y Manuel Montalvo.

También causó admiración el dominio de las mujeres en el hectómetro, pues si Miguelina Cobián cubrió la distancia en 11,7 segundos, la plata correspondió a su compañera Cristina Echeverría (11,9) y Fulgencia Romay clasificaba cuarta (12,0). Ellas, junto a Irene Martínez, lograron plata en los 4x100, en 46,5 segundos. Irene también se agenció el oro en salto de longitud (5,87 metros).

El lanzador Gaspar «Curro» Pérez, como relevo, ganó a Puerto Rico el partido que convirtió a Cuba en campeón; los floretistas Mireya Rodríguez y Luis A. Morales triunfaron en individuales, y muchos más compitieron con denuedo para ubicar a Cuba en el segundo lugar del medallero (35 oros, 19 platas y 24 bronces) detrás de México (38-23-22), pero no es nuestra intención reseñar todos los éxitos, preferimos hoy comentar sobre el…

RIDÍCULO DE LA CONTRA

La contrarrevolución en San Juan divulgó que las 12 integrantes del equipo cubano femenino de voleibol se fugaron en un ómnibus. Así lo transmitieron la emisora radial WYAC y otras cadenas de radio y televisión, incluso, le pagaron cien dólares al chofer de la guagua por inventar la historia. Al unísono, afloraba la verdad: las muchachas descansaban en la Villa Olímpica… Nuestro desaparecido colega Juan Marrero reportó para Granma desde la sede que durante las nueve entradas del choque de béisbol entre Cuba y Puerto Rico por el oro, un agente de la CIA no dejó de gritarle a Pedro Chávez con una bocina: ¡Chávez, quédate, salta la verja! El jugador no le respondió de palabra, prefirió batear tres jits esa noche… Lanzar piedras a los ómnibus que transportaban a los cubanos fueron otras de las agresiones contra la delegación, al mismo tiempo que se distribuían volantes incitando a la deserción y se demonizaba a la Revolución.

Muchos pudieran ser los relatos sobre los avatares de esta Delegación de la Dignidad. A su regreso a la Patria halló como reconocimento el fervor agradecido de su pueblo con la presencia del Comandante en Jefe Fidel Castro en el recibimiento, quien ya los había felicitado a bordo del barco en altamar.     

RUTA DE LA MALDAD

- Desde 1965 dirigentes del Comité Organizador de los JCC en Puerto Rico concibieron efectuar el evento sin invitar a Cuba. Ese año, la Isla se había visto impedida de competir en el Campeonato Mundial de Béisbol, en Colombia, en un torneo de judo en Brasil y en otro de fútbol en Costa Rica.

- El Congreso del COI en Madrid frustra la farsa de no invitar a Cuba, y le advierte a Puerto Rico que perdería la sede del clásico si consumaba el hecho, pues los estatutos del organismo rector del deporte internacional establecen la obligatoriedad de la sede de invitar a todas las naciones con derecho a competir, sin excepción.

- Fracasado el intento de excluir a Cuba, el Comité Organizador de los JCC gestiona con el Departamento de Estado de EE. UU. el otorgamiento de visas, pero el trámite no se hizo por medio de la Embajada de Suiza en La Habana, representante de los intereses estadounidenses en la Isla.

EE. UU. planteó que los cubanos debían viajar a un tercer país para obtener «permisos especiales» y no visas, debido a la inexistencia de relaciones entre ambas naciones.

- Luego de gestiones en México de Manuel González Guerra, titular del Comité Olímpico Cubano, y Fabio Ruiz, dirigente del Inder, parecía resuelto el tema de los permisos. Estados Unidos entonces exigió que la delegación de Cuba debía viajar en vuelos comerciales hasta San Juan, pues no estaba autorizada a ir en sus propias naves. Esta imposición fue rechazada.

- El Comité Organizador de los JCC afirmó que si ya Cuba tenía la autorización para viajar y solo existía un problema de transportación, pues si la Isla decidía no trasladar a sus atletas a San Juan, los Juegos se efectuarían sin su presencia.

- Estados Unidos pretendió chantajear a Cuba planteándole que el permiso de aterrizaje o atraque en Puerto Rico solo lo obtendría si se les daba facilidades especiales a los estadounidenses para sus salidas diarias desde Varadero a Miami. Esa fallida pretensión fue denunciada en carta de González Guerra al norteamericano Avery Brundage, titular del COI.

- Frente a todas estas patrañas, el 8 de junio, a tres días de la inauguración de los Juegos, partió hacia San Juan la delegación antillana en el buque Cerro Pelado, para legar al movimiento deportivo cubano una de las hazañas más sobresalientes de su historia.

Fuentes: Periódico Granma, junio de 1966. Centroamericanos y del Caribe, los más antiguos juegos deportivos regionales del mundo. Autores: Enrique Montesinos y Sigfredo Barros

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Carlos Alberto dijo:

1

24 de enero de 2018

06:05:11


Esa Gloria vivida que ha hecho grande a nuestro pueblo, esa verguenza y honor de ser cubano hay que rescatarla y agigantarla. Viva Cuba. Adelante.

Roberto Ramos Montalvo. dijo:

2

24 de enero de 2018

08:26:19


Esta es una de las grandes victorias del deporte revolucionario,guiado por nuestro invencible comandante,es algo por lo fue no nos perdona el.imperialismo, pero seguimos su ejemplo y el deporte continuara dando glorias a nuestro pueblo