Y se jugó pelota en el Mella

LAS TUNAS.–Al filo de la medianoche del pasado viernes, cuando José Ángel García ponchó a Yordanis Samón y selló el primer triunfo semifinal de los Leñadores en el Mella, pocos pensaron que tendrían que esperar casi 72 horas para ver de nuevo en el diamante a las novenas de Industriales y Las Tunas.

Pero una pertinaz llovizna durante las fechas de sábado y domingo estropeó todos los planes, y hasta ayer en la noche las escuadras comandadas por Víctor Mesa y Pablo Civil no pudieron lanzar otra pelota en los dominios orientales, donde se logró jugar gracias a la labor ininterrumpida de la brigada de mantenimiento del parque tunero.

«Desde las cinco o las seis de la mañana hasta la noche no hemos parado, porque somos conscientes de la importancia de efectuar este partido en tiempo y con las mejores condiciones posibles en el campo. No solo la brigada se ha volcado en esta tarea, todos los trabajadores del estadio también se han involucrado», asegura a Granma Jorge Luis Torres, al frente del grupo de mantenimiento del Mella.

Poco después del mediodía del lunes, Torres, quien lleva más de 40 años vinculado al béisbol, está enfangado casi de pies a cabeza, pero no detiene la faena, secundado por un reducido colectivo de ocho hombres que sacaba la tierra mojada para después acondicionar el diamante con arcilla.

«El proceso ha sido bastante complicado, porque el sábado la lluvia no nos dejó hacer nada y al otro día, aunque sacamos el agua acumulada, prácticamente no pudimos avanzar más», añade Torres.

Ramiro Arbelo, uno de sus hombres de confianza, respalda la idea de trabajar sin mirar atrás, pues a fin de cuentas no se puede negar que el clima ha dejado muy poco margen para la recuperación del terreno.  

«Por lo general, el “chin chin” permanente es peor que un aguacero grande pero corto, y aquí no dejó de llover fino por más de 30 horas. Eso dañó muchas zonas del campo, incluso las que se taparon con lonas», precisa Arbelo, quien tiene 74 años y lleva 25 atendiendo el campo del Mella, el cual conoce como la palma de su mano.

«Este lunes amaneció todo empantanado, por lo que nos dedicamos a sacar el fango con rastrillos, palas y azadones en las partes más húmedas, para después incorporar la arcilla nueva y entonces ultimar detalles para jugar», recuenta Arbelo, quien afortunadamente no se ha quedado solo con sus compañeros de trabajo.

«El compromiso de los tuneros para dejar el Mella en perfectas condiciones es total, por eso, hombres que antes trabajaban aquí han venido a apoyar por voluntad propia. También se sumaron la peña deportiva Marcos Morales y las direcciones provinciales del Inder, del Ministerio de la Construcción y del Ministerio del Interior, con recursos y mano de obra. Al final, se ha logrado jugar por la unidad de todos», concluyó.

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