MONTREAL.–Manrique Larduet, el único cubano con dos medallas mundiales en la gimnasia artística, camina por los alrededores del Estadio Olímpico con abrigo gris, gorro que casi no deja ver su rostro y unos audífonos enormes, que lo aíslan del típico estruendo de una sede mundialista.
«¿Qué escuchas?» –le pregunto–, pero ni se percata de que estoy hablando. Le hago una seña y aterriza.
«¿Qué escuchas?» –repito–. «Ahora mismo, Raúl Paz. Estoy que oigo de todo, desde esto hasta hip hop, la moña», replica el pequeño santiaguero, a simple vista muy calmado, pese a que, en menos de 24 horas, enfrentará su segunda final del orbe consecutiva en el concurso de máximos acumuladores, privilegio exclusivo en el ámbito cubano.
Solo Casimiro Suárez y Erick López acompañan a Manrique en la reducida lista, aunque ninguno de ellos consiguió subirse al podio en la competencia del gimnasta integral: el all around. El indómito, en cambio, conquistó el subtítulo hace dos años en Glasgow, Escocia, y ahora, en la cita de Montreal, Canadá, toda la atención se ha concentrado en su figura, sobre todo tras la lesión del múltiple monarca japonés Kohei Uchimura.
«El objetivo es trabajar, hacer lo planificado. Uchimura no competirá, pero no por eso estoy confiado, al contrario, aquí hay muchos rivales fuertes, medallistas mundiales y olímpicos», asegura Larduet, quien dice una y otra vez que su mayor rival es… él mismo.
Esa mentalidad le ha permitido superar las complejas rutinas planificadas en horas y horas de preparación, y también el escaso roce internacional en el 2017. De hecho, varios periodistas japoneses, latinoamericanos y de Estados Unidos se han mostrado maravillados con la solidez del antillano, a quien ubican, al menos, en el podio.
Pero esto no se trata de ganar o perder. El simple hecho de llegar hasta las finales en Montreal implica un éxito para Manrique, convaleciente de una lesión durante meses y después recluido a continuos entrenamientos, sin posibilidades de medirse al ojo clínico de los jueces y palpar las ejecuciones de los rivales.
Mostrar que es de los mejores del mundo ya representa un resultado, y Cuba debe sentirse orgullosa de tener un gimnasta tan capaz como Manrique, líder de una generación que, como dice el entrenador Carlos Gil, todavía sigue en proceso de construcción. «Lo mejor de ellos está por venir, quedarán en la historia».

















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Miguel Angel dijo:
1
5 de octubre de 2017
04:09:27
Ramon dijo:
2
5 de octubre de 2017
04:45:17
Roberto dijo:
3
5 de octubre de 2017
08:21:57
yayabero100% dijo:
4
5 de octubre de 2017
10:54:00
Mauro del Pozo Batista dijo:
5
5 de octubre de 2017
21:13:28
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