Cerca de las tres de la tarde del pasado martes 16 de mayo, sentado en uno de los tantos bancos de la Avenida Arequipa, en Lima, Perú, leí un mensaje que me congeló el alma: «Se nos fue otro gran amigo. Montesinos, descansa en paz. Siempre te recordaremos».
En medio de la soledad en tierras andinas, atiné a quedarme en calma. Esperaba a un grupo de colaboradores cubanos del deporte que conocería esa tarde, pero en realidad esa misiva desde Cuba acabó con mis deseos de trabajar.
José Enrique Montesinos Delvaty, El Monte o Charles Bronson, como lo habían bautizado antes que yo naciera, el hombre que acaba de librar un último e inesperado partido, cara a cara con la muerte, era, con absoluta certeza, uno de los más acuciosos mentores del periodismo deportivo.
Caminaba en silencio, con calma, observaba, escogía muy bien cada una de sus palabras, no hablaba por hablar. Su sola presencia en cualquier escenario motivaba siempre el análisis, metódico pero ameno. Era una fuente de enseñanza de la cual bebieron cientos de profesionales cubanos y de todo el mundo, porque su alcance trascendía nuestras fronteras.
Y para mi sorpresa, eso lo pude constatar en aquellos bancos de la Avenida Arequipa, en el corazón de Lima, donde los colaboradores cubanos que esperaba, junto a varios especialistas deportivos peruanos que los acompañaron, me expresaron su sentir cuando les comenté sobre la pérdida de El Monte, hombre al que recordaban por su experiencia en los más disimiles temas del universo del músculo.
Tres semanas después, ya en su Cuba natal, específicamente en la sede de la Unión de Periodistas de Cuba, a Montesinos lo despidieron decenas de colegas que se batieron con él en salas de prensa de todo el mundo, siguiendo a los mejores atletas de las últimos cuatro décadas.
Lo despidieron esas propias luminarias, representadas por Javier Sotomayor, Enrique Figuerola, Lázaro Betancourt y otras estrellas del campo y pista, de las canchas de baloncesto, de voleibol...
Lo despidió José Ramón Fernández, presidente del Comité Olímpico Cubano, quien no dudó en señalar su admiración a una vida fructífera, dedicada por entero al deporte. Lo despidió Moisés Avalos, vicepresidente de AIPS América, organización a la cual Montesinos se entregó en cuerpo y alma con la máxima de lograr un periodismo deportivo más sólido, ético y profundo.
A Montesinos, lo despidieron un sinfín de personas, allegadas o no, que simplemente lo admiraron y respetaron por su pasión por la profesión; y por supuesto, lo despidieron quienes convivieron con él día a día, quienes lo amaron en las buenas y en las malas, quienes más disfrutaron de su calma e inteligencia: la familia.
En medio del dolor que supuso ese último adiós, fue extraño no ver a una de las personas más longevas del periódico Granma: Ana Ferrer. Ella, fundadora del diario, con 55 años dedicados a conservar la memoria histórica del medio, ya me había advertido que no iría al homenaje a Montesinos.
«No voy a estar, quiero recordarlo dando vueltas por el archivo, buscando periódicos viejos y apuntando números». Con esas palabras, Anita me confirmó que, al Monte, si bien nos quedará por siempre en la memoria, no habrá mejor manera de honrarlo que dando continuidad a su obra.
Pie: Glorias del deporte cubano, compañeros de trabajo y dirigentes de organizaciones periodísticas rindieron tributo a Enrique Montesinos. Foto: Yoandry Ávila

















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Ednago gonzalez Rodríguez dijo:
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9 de junio de 2017
20:40:47
Cristobal Cuenca lara dijo:
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10 de junio de 2017
08:01:12
Edwin Pérez dijo:
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10 de junio de 2017
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10 de junio de 2017
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12 de junio de 2017
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