El chasquido del balón rozando la malla al entrar por el aro hace más de dos años que no se escucha en la sala polivalente Ramón Fonst.
La otrora «casa bonita de Plaza de la Revolución» sufrió un serio deterioro azotada por la rudeza del tiempo y el abandono. Hoy ese escenario está distante de cuando albergó las competencias de voleibol correspondientes a los Juegos Panamericanos de La Habana 91.
En temporadas más cercanas, el baloncesto con su Liga Superior hizo suya la instalación, también puerto seguro para otros eventos, en tanto sus áreas verdes siguen dando sombra a estudiantes de trompeta, violín o percusión que ensayan al aire libre.
La falta de mantenimiento le propinó una estocada a la Fonst. Remozarla es mucho más que resanar paredes aquí, suprimir salideros allá y alistar las tres fachadas. Sus estructuras metálicas en los exteriores necesitan un tratamiento anticorrosivo antes de pintarlas, de lo contrario, será trabajo perdido a corto plazo.
La mano del hombre ha de calar en el corazón del escenario para reconstruir desde el tabloncillo hasta la cubierta, y así eliminar las goteras que contrariaban a deportistas y aficionados.
La reposición del tablado es la gran batalla de quienes ya montaron el bastidor de madera, trama fijada con varios miles de tornillos para dar paso a la colocación de los 128 000 metros lineales de listones que conformarán la superficie de juego, tarea para la Empresa de Producciones Metálicas de la capital.
TODO MEZCLADO
La Victoria es la brigada que —en tenso cronograma de cinco semanas— renovará 450 tejas del techo, trabajo para un puñado de hombres pertenecientes a una UBPC con experiencia en labores de alto riesgo que desde el 2012 acciona en obras del deporte.
Otras empresas acometerán la rehabilitación eléctrica, revivirán la red hidráulica, las luces, y mientras la pintura rejuvenece las paredes de la edificación, rescatar las áreas verdes se le confía a la Empresa Forestal Habana, explicó Isidro Antonio Patterson, director de la polivalente.

Sería aventurado fijar el día exacto para la terminación de la obra, aunque los propios constructores aseguran que en abril estará lista esta sala multipropósito que devolverá a la capital la posibilidad de albergar nuevamente los torneos nacionales de baloncesto y, por qué no, otras confrontaciones del patio e internacionales.
La premura de la entrega no debe conspirar contra la calidad de la restauración, que también incluirá su cafetería.
A Osvaldo López Peña, jefe de inversiones de la Dirección de Deportes de La Habana, pudiéramos llamarle el «hombre del cronograma». En él confluyen todas las preguntas y exigencias para que nada quede colgado de la brocha. «Aquí no olvidaremos ningún detalle de la calidad. Cuando la brigada de mantenimiento del Inder concluya con la pintura y marcaje del tabloncillo —una vez montada la pizarra electrónica y las luminarias— habremos concluido esta importante obra», afirmó a Granma.
EN TURNO OTRO TABLONCILLO
Reanimar al voleibol cubano va más allá de encauzar el talento existente en el país desde la edad pioneril hasta el alto rendimiento, incluyendo las categorías intermedias.
Primordial en la consecución del avance será transformar el entorno de la Escuela Nacional de esta disciplina, que clama por una reparación capital para favorecer la vida y la práctica de sus 86 alumnos de sala y playa, quienes dedican jornadas de mañana y tarde a su preparación.
La Escuela, abierta en el año 2002, es sede de las preselecciones del patio, pero la costosa inversión para remozarla resulta imposible de asumir por completo de una sola vez.
Construida en un terreno de alta humedad, sus tabloncillos fueron asentados directamente sobre la superficie del piso, error que aceleró su deterioro. Wilmer Lewis, director general de la Escuela Superior de Formación de Atletas de Alto Rendimiento Cerro Pelado —a cargo de esta y otras nueve sedes de distintos deportes de la capital— aseveró que se retirará toda la madera de las canchas, y efectuarán una fumigación para evitar el ataque de los insectos.
En aras de corregir el error de cuando fue colocada la superficie de juego, se debe montar el nuevo tablado sobre pilotes con una separación de 40 centímetros del suelo, que favorecerá la ventilación. La obra debe quedar concluida en el primer semestre del año.
El pasado 2016 se restableció el gimnasio dedicado a los ejercicios de fuerza, y hoy falta por concluir el comedor olímpico, para glorias deportivas que trabajan en la instalación y jugadores que hayan participado en esas lides cuatrienales, explicó Carlos Arrue, director de la Escuela. El cubículo dará servicio a 35 personas, una vez que le fijen el falso techo.
Las labores de rescate de la instalación contemplan una amplia agenda, pues también requieren atención el área de descanso de los voleibolistas, las redes sanitaria y eléctrica, así como habrá que eliminar goteras de la cubierta, entre otros propósitos.
Contribuir a la satisfacción material y espiritual de alumnos, profesores y trabajadores, esa tiene que ser la máxima.

















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Dornes dijo:
1
17 de febrero de 2017
03:37:13
Mayabequense dijo:
2
17 de febrero de 2017
07:55:50
mayabeque dijo:
3
17 de febrero de 2017
08:19:05
Agustin Navarro Rivera dijo:
4
17 de febrero de 2017
10:38:34
jorge dijo:
5
17 de febrero de 2017
11:15:02
Jorge José dijo:
6
17 de febrero de 2017
12:07:56
Víctor Ramos dijo:
7
17 de febrero de 2017
20:28:11
archyper dijo:
8
17 de febrero de 2017
22:42:55
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