
Con dos preseas de oro y una de plata, la lucha greco antillana estampó su mejor actuación histórica en Juegos Olímpicos durante la edición de este evento celebrado en Río de Janeiro, desempeño superior al logrado en Atlanta 1996, donde la representación caribeña alcanzó un metal áureo y dos plateados. Este resultado no fue obra del azar, sino de una preparación efectiva, acompañada por una mayor participación en eventos de nivel internacional.
Para conocer los detalles que condujeron a este éxito y sobre el estado actual de esta disciplina, Granma conversó con el dos veces titular bajo los cinco aros y ahora entrenador de la armada nacional de lucha grecorromana Filiberto Azcuy.
«Variamos un poco los entrenamientos en la última etapa de preparación antes de los Juegos a partir de los nuevos cambios en el reglamento. A Río llegamos después de haber participado en cinco torneos internacionales de envergadura —mucho más que en ocasiones anteriores— por eso los resultados tuvieron que verse», manifestó Azcuy.
«Esperamos que con el apoyo del Inder este nivel se mantenga. Para continuar por el camino de Río de Janeiro se necesita participar en competencias —sobre todo en Europa— que es la región donde se concentran las potencias de este deporte», explicó el entrenador.
El doble campeón olímpico declaró que la disciplina goza en este momento de buena salud, gracias al ascenso de jóvenes figuras al equipo nacional, quienes están en condiciones de contribuir a la elevación de los resultados en los venideros Juegos Centroamericanos y del Caribe en el 2018, en los Panamericanos del año siguiente y, por supuesto, en Tokio 2020.
«Trajimos muchachos nuevos para completar las plazas vacantes, y ya contamos con una matrícula de 28 luchadores en el conjunto principal. De esa manera estamos trabajando al nivel que necesitamos, aunque se nos han quedado algunos talentos en las provincias debido a que no contamos con una Escuela de Perfeccionamiento Atlético (ESPA).
«Los deportistas vienen al Cerro Pelado directamente de su territorio, donde por lo general no existen condiciones materiales para la práctica de esta disciplina, debido a la carencia de colchones, falta de equipamiento para los competidores, además de que influyen los gimnasios deshabilitados. Por estas razones esos competidores llegan a la preselección nacional con muchos errores que debieron subsanar con anterioridad, lo cual nos dificulta la labor, porque esta es la cúspide en la que su razón esencial es la de perfeccionar al atleta».
«Aun así, incrementamos la cantidad de luchadores en edad juvenil dentro del conjunto grande y trataremos que nadie se quede sin competir en el Torneo Internacional de lucha Granma-Cerro Pelado el próximo año. La comisión está trabajando con el objetivo de obtener las licencias competitivas para todos los integrantes del equipo, las cuales paga cada federación antes de comenzar la temporada. Esos permisos son los que posibilitan a los muchachos intervenir en eventos del calendario internacional. Después de la satisfactoria actuación en los Juegos Olímpicos de Río esperamos que muchos competidores extranjeros quieran participar en el Granma-Cerro Pelado», declaró el entrenador.
Acerca de lo sucedido en tierras brasileñas, el otrora luchador nos reveló algunos detalles, fundamentalmente en lo referente al pinareño Yasmani Lugo, quien sorprendió con la presea de plata.
«Lugo estaba por dar la clarinada desde hace rato, pero sucedía lo que te mencioné anteriormente, íbamos a los torneos importantes prácticamente sin competencias previas. Desde que salimos para Río sabíamos que él tenía muchas posibilidades de agenciarse una presea, pues aquí en Cuba estaba preparándose con Mijaín López y este último se veía obligado a ponerse duro para derribarlo. Te digo que para nosotros la medalla de Lugo no fue tan sorpresiva porque conocíamos sus posibilidades reales, información que la mantuvimos a lo interno, porque todas las cartas no se pueden dar a conocer», confesó Azcuy.
«Yasmani llegó a la final de los pasados Juegos con los dos tobillos muy inflamados producto de una lesión en el Gran Premio de España. Son circunstancias desconocidas para personas que están fuera de este deporte, pero así mismo compitió», afirmó el entrenador.
Filiberto Azcuy es el responsable de la división de los 98 kilogramos en el equipo nacional de lucha grecorromana, a la cual pertenece Lugo, y confía en que su pupilo alcance alguna medalla en los campeonatos mundiales correspondientes a este ciclo. «Él es un luchador que trabaja muy bien de pie, en cuatro puntos aún ha de mejorar, pero estoy seguro de que lo logrará, contamos con tiempo para eso», aseveró.
Respecto a otras divisiones, Azcuy elogió el trabajo ascendente de Miguel Martínez (66), quien ha «elevado progresivamente su nivel», aunque no avanzó más en los Juegos Olímpicos de Río debido a un error táctico. Asimismo reconoció a los 75 kg como el segmento más rezagado, en el cual existe confianza con el posible ascenso futuro de Yurisandy Hernández.
Gracias a su excelente desempeño en Río, la lucha greco antillana se ganó un sitio destacado en el deporte cubano.
Mantener tal condición —más que un honor— constituirá un reto para este colectivo encabezado por el avezado entrenador Raúl Trujillo, única modalidad deportiva en la que, contemplando los dos estilos, nuestro país ha obtenido ininterrumpidamente al menos un título olímpico desde Barcelona 1992.
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Rafael dijo:
1
14 de octubre de 2016
06:58:16
Félix dijo:
2
14 de octubre de 2016
11:06:25
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