ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Yaifredo Domínguez siguió demostrando estar envuelto en una temporada de ensueño. Foto: Ricardo López Hevia

Pudiera pensarse que la selección nacional cubana de beisbol obtendría un amplio resultado favorable en su periplo de casi un mes por la Liga Independiente Profesional Canadiense-Americana, más conocida por sus siglas CAN-AM. Extraoficialmente, los especialistas la califican como una Clase A baja, es decir, el escalón inferior de la pirámide, que tiene como cima las Grandes Ligas.

Pero no fue así. Luego de caer en dos ocasiones consecutivas ante los Chacales de New Jersey, el conjunto finalizó con balance de diez victorias y nueve derrotas, perdiendo cuatro de sus seis compromisos bilaterales: barrieron 3-0 a los equipos Sussex County Miners y Rockland Boulders y perdieron 1-3 con los Capitales de Québec y 1-2 con los Campeones de Ottawa, las Águilas de Trois Rivieres y los Chacales.

Dicen que las estadísticas son algo frías, pero cuando se analizan cuidadosamente afloran elementos interesantes.

Por ejemplo, el promedio de bateo fue de 285 de average, internacionalmente aceptado como bueno, pero los bateadores cubanos se poncharon en 98 ocasiones y recibieron la mitad de bases por bolas, exactamente 49, lo que habla por si solo de la falta de tacto.

Llama poderosamente la atención el que la escuadra cubana haya sacado más allá de los límites solo tres pelotas en 670 turnos oficiales al bate.

Es innegable que faltan bateadores de fuerza en la pelota cubana de hoy: los tiempos en que un equipo Cuba contaba en la alineación con Orestes Kindelán, Omar Linares, Luis Giraldo Casanova, Antonio Muñoz, y otros muchos más que harían la lista casi interminable, quedaron atrás.

En el pitcheo hubo altas y bajas, separación entre relevistas y abridores. El promedio de limpias, 3,70, es también bueno. Pero más de uno de los lanzadores considerados entre los mejores serpentineros del país fracasaron en varias de sus aperturas.

Yosvani Torres salió al box en cuatro ocasiones y solo pudo trabajar ocho entradas y un tercio acumulando un mal promedio de 10,38 promedio de carreras limpias (PCL). Similar situación presentó Freddy Asiel Álvarez, quien también abrió cuatro juegos y, a pesar de ganar en dos ocasiones, promedió para 5,14 un guarismo que no se corresponde con su real calidad en el box.

Lázaro Blanco estuvo bien con sus 20 ponches en 19 innings y un excelente 2,13 de promedio, junto al mundialista Vladimir Baños—uno de los dos lanzadores con dos victorias, el otro fue Vladimir García—, quien no perdió y su 3,43 de PCL puede considerarse bueno.

Siempre hemos escrito sobre la necesidad de desarrollar relevistas y cerradores en nuestra Serie Nacional, un factor deficitario año tras año. En Canadá y Estados Unidos hubo más de un relevista o cerrador con actuaciones efectivas. Miguel Lahera, ya con mucha experiencia, lanzó para 0,60 con una docena de ponchados en diez entradas y solo un par de boletos. Y uno sin ninguna actuación internacional en su historial, Yaifredo Domínguez, no lo pudo hacer mejor: una victoria, 9 ponches, 4 bases y PCL de 1,12.

En cuanto al zurdo Liván Moinelo, considerado el mejor cerrador del momento, tuvo altas y bajas, salvó dos partidos, perdió uno, en ocasiones muy efectivo (como cuando repartió cinco ponches consecutivos) y en otras descontrolado tirando cinco bolas en línea. Frank Medina, con participación en solo tres desafíos, fue una agradable sorpresa repartiendo diez estrucados en siete entradas y dos tercios y un impresionante 1,17 de PCL.

Madero en mano sobresalieron dos de los cuatro jugadores que participaron en los 19 encuentros, Yorbis Borroto y Yosvani Alarcón. El torpedero avileño Borroto bateó para 329 de average con 23 indiscutibles y fue el primero en pegar un cuadrangular.

El receptor tunero Alarcón, sempiterno cuarto bate, lideró al equipo en jits, 24, y en carreras impulsadas, 14, ratificándose como el mejor bateador cubano del momento, sin considerar al granmense Alfredo Despaigne, actualmente jugando en la Liga Profesional Japonesa.

Resumiendo, una actuación que no podemos calificar de buena, tendiendo en cuenta el nivel mucho más alto que encontrará Cuba en dos de los eventos internacionales del próximo año: la Serie del Caribe y el Cuarto Clásico Mundial.    

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